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Avería televisiva – Por Román Delgado

   

La llegada del año nuevo aún pone más tontas a las televisiones que emiten en Canarias, a todas, aunque, como siempre ocurre en esta vida rebosante de matices, a unas más que a otras. Lo de la tele canaria, pública, y su apuesta loca por lo de siempre ya llega al colmo de la zafiedad por la descarada elección de centrar (más de la cuenta) parte del espectáculo audiovisual de máxima audiencia en el eslogan “sin tetas no hay paraíso”, con un concepto de programa televisivo que, si no fuera por el ya también manido y no siempre gracioso Manolo Vieira (cada vez más amante de la palabrota), ya habría dado con su pecio en el lecho marino en que decanta toda la porquería excrementada por las televisiones. Por lo que se vio en la noche del 31 de diciembre pasado (opinión personal, y hasta feo está recordarlo) en las teles que se asomaron a los salones de muchas casas para inaugurar el año nuevo de la hora después con campanadas virtuales y cotillones de vulgaridad, la imaginación lleva un tiempo bien enterrada. Para lo que se ofreció el martes por la noche, lo mejor hubiera sido gastar menos y sólo dar el tintineo con cámara fija arrimada al campanario, que la obsesión por la belleza del deslumbrón y por canalillos y escotes hendidos ya se ha convertido en náusea, en especial en la tele canaria, donde parece que el concepto de programa se articula, nace o da a luz en el taller de costura, el lugar en que se trazan las líneas maestras de cuáles serán los primeros planes del bodrio televisivo apoyado en senos, manos y actitudes repletas de maniobras más pendientes de que algo no desborde. Así se ha visto otra vez en la caja tonta, y van un montón. ¿Hasta cuándo? Pero si la tele canaria repitió tontunez (y debe tener bien medida la buena cosecha que siempre recoge haciendo el programa desde el cuarto de la costura), TVE no se quedó atrás e hizo una apuesta parcial por la belleza, sólo la de la chica guapa llegada ex profeso de Madrid. Bella, sí, pero ¿y lo demás…? Eso no importa, que lo sepan. El martes me acerqué a la tele con horror, estupefacto, cansado y ansioso por tanta porquería disfrazada de guaperío plástico y obscenidad. Todo ha sido desmedido y consentido por los sujetos televisivos de la actual avería audiovisual de lo público. Como se suele decir, a peor la mejoría. ¿Se explicará por la pasta?

@gromandelgadog