El Cabildo de Tenerife ha destinado en su presupuesto de 2014 una partida de 250.000 euros para la estabilización de taludes en la ladera de Martiánez, una zona arqueológica declarada bien de interés cultural (BIC).
Esta inversión permitirá frenar los continuos desprendimientos en el lugar que desde hace más de un año han puesto en vilo a varios vecinos por la inseguridad que ello supone. De hecho, conviene recordar que la comunidad de propietarios del edificio Martiánez realizó una denuncia al respecto que tuvo como consecuencia la instalación de una valla con el fin de atajarlos y la consiguiente prohibición de acceder al lugar.
La plataforma Recuperación de la Ladera de Martiánez viene reclamando desde hace tiempo una solución definitiva para este paraje natural, de gran valor arqueológico y muy visitado para que se abandone. Por eso, en agosto del año pasado este colectivo le envió una carta al presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, para solicitarle “que se lleve a cabo la recuperación integral del lugar, con acciones pertinentes para tal fin” y propuso, entre otras, la eliminación de residuos, la solución a los vertidos de aguas negras, la recuperación de la flora original y la erradicación de especies invasoras y la valorización de los espacios de interés arqueológico.
En definitiva, el uso de un espacio “único” en el municipio. Asimismo, le pidió que se descartara la instalación de mallas metálicas sobre la citada pendiente, entendiendo que “la silueta de este majestuoso acantilado forma parte importante del paisaje urbano de Puerto de la Cruz” y su colocación podría “dejar sepultado para siempre el patrimonio arqueológico de este BIC”.
Al parecer, la inquietud de este colectivo ciudadano comienza a ser escuchada por los dirigentes insulares, dado que el Cabildo es la administración responsable de su mantenimiento y seguridad. La ladera de Martiánez es uno de los pocos espacios naturales con los que cuenta el municipio del Puerto de la Cruz. Incluso, sus 45 metros de altura inspiraron un relato de Agatha Christie.
Se configura en una sucesión de estratos geológicos de diferentes materiales volcánicos, una unidad natural que encierra importantes valores ecológicos, patrimoniales, históricos, etnográficos y arqueológicos.
Además, destaca por la numerosa flora autóctona que atesora, especialmente palmeras canarias y tabaibas. Antiguamente era un sendero peatonal, muy frecuentado por turistas, que atravesaba la ladera y unía la playa de Martiánez con el mirador localizado en La Paz.