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Calidad del aire – Por José Manuel Bermúdez Esparza*

   

Mucho se ha escrito y hablado, durante los últimos meses, en torno a la Refinería de Santa Cruz de Tenerife. El grado de cumplimiento de la legalidad en materia de emisiones a la atmósfera y el nivel de la información ofrecida a la ciudadanía, respecto a determinadas incidencias sucedidas en la planta, han centrado la controversia. Pero habría que sumar a ello un tercer motivo, del todo inhabitual en la larga trayectoria de esta industria dentro del municipio, como son las sucesivas paradas de producción efectudas desde julio de 2013, alegando razones económicas, lo cual ha acrecentado la incertidumbre sobre el futuro de esta importante industria. Llevado por el interés que entraña este asunto para Santa Cruz, esta semana acudí, junto a la edil de Medio Ambiente, Yuri Mas, y representantes de distintas formaciones políticas, a una nueva reunión sobre el Plan de Mejora de la Calidad del Aire, convocada por el Gobierno de Canarias, competente en la materia. Hay que recordar que la necesidad de este documento no surge del capricho de nadie, sino de la situación registrada en 2011, cuando se superó la aglomeración de dióxido de azufre permitida por la legislación. De ahí que solicitáramos celeridad en la aprobación del plan, para que efectivamente esté en condiciones de materializarse este verano. Aprovechamos la ocasión para exigir a Cepsa, tal y como le comuniqué en septiembre a su nuevo consejero delegado, que ejerza un mayor control sobre las emisiones de gases que produce la Refinería. Una exigencia que vamos a reiterar con todas las de la ley en cuanto se apruebe el plan, para que cumpla con su compromiso de medidas compensatorias, como la reducción considerable de las emisiones, tanto de dióxido de azufre (SO2) como de dióxido de carbono (CO2), y que no vuelvan a superarse los límites permitidos de presencia SO2 en el aire. Pero asimismo hemos dicho que, si una vez aprobado el plan, la Refinería no cumpliera con estas medidas, tendremos que exigir el cierre de la instalación y que los terrenos que ocupa, desde hace más de 80 años, respondan al desarrollo de otras expectativas de los vecinos de Santa Cruz. A nadie se le escapa que las exigencias legales en esta materia son cada vez más estrictas, como recientemente se ha puesto de manifiesto en el seno de la Comisión Europea, con la revisión de la actual legislación de protección del aire, que eleva las obligaciones a los Estados miembros, todavía por debajo de las recomendaciones de la OMS. Nuestro propósito de hacer de Santa Cruz una ciudad turística y medioambientalmente sostenible pasa por lograr que la refinería cumpla estrictamente con la legalidad. Vamos a hacer cuanto sea necesario para que así sea, porque queremos que los vecinos y visitantes de esta capital puedan gozar, de una vez por todas, de una mayor calidad del aire. Puedo entender que la Refinería es una instalación estratégica para el Archipiélago pero nunca a costa del medio ambiente y la salud de los santacruceros. De ahí que también resulte imprescindible empezar a hablar de un nuevo modelo de ciudad, con espacio para la actividad económica en todos los sectores -también el industrial, por supuesto- y la generación de empleo. En este sentido, la protección de los trabajadores de la Refinería y su futuro laboral será siempre una cuestión de partida.

*ALCALDE DE SANTA CRUZ DE TENERIFE