Cuando uno es el presidente de un paÃs con dos millones doscientas mil personas, de las que sólo trabajan poco más de medio millón y tiene en las listas del paro a casi 380.000 criaturas, hace falta muy poca saliva para decir que las cosas están muy, pero que muy jeringadas. Paulino Rivero se fue a ver a Rajoy. Que a su vez se fue a ver a Obama, el premio nobel de la paz que más guerras ha protagonizado, y resulta que le dice que lo que tiene que hacer en España es crear empleo. Ñooooosss mano. Se quedó calvo el nota. Los EE.UU. de Obama tienen sus propios problemas -un pufo monetario impresionante y el auge de las economÃas emergentes- pero se han cuidado mucho de que los datos del desempleo no superen cifras inaceptables. Lo mismo que ha ocurrido en la Europa desarrollada. Las tasas de paro que se manejan en España no es que sean inaceptables e incompatibles con una sociedad desarrollada, es que son tercermundistas. Las de Canarias, ni hablamos. Para crear trabajo es necesario que la economÃa funcione, que las cargas fiscales sobre la producción y el trabajo se aminoren, que haya más dinero en el bolsillo de los ciudadanos y sus familias, que se reactive el consumo y el comercio. Hasta ahora las recetas para sacar a este paÃs de la ruina se han basado en ordeñar a los contribuyentes hasta el último recurso posible. Tal vez no existiera otra salida de urgencia pero los resultados son los que son: han salvado a la hacienda pública del paÃs a costa de cargarse a una buena parte de sus ciudadanos. Este año puede ser el primero para un cambio de rumbo. Aunque no lo parezca porque ha empezado con Montoro y una nueva subida de impuestos de unos mil millones de euros. Después de un largo invierno de calamidades pueden regresar inversiones públicas productivas, estÃmulos al consumo y a la creación de empleo. El nuevo escenario de relaciones de Canarias con el Gobierno central puede que no sea sólo estética. Alguien ha visto que las cosas pueden cambiar y colocarse a rebufo de algunas concesiones puede ser estratégico, de ahà el buen rollito con Rajoy y, ayer, con el Rey. El problema para este escenario es que Canarias no cuenta. No tiene fuerza. No es un problema territorial. Asà que el Gobierno central no tiene ninguna urgencia en solventar especÃficamente nada nuestro. A ver cómo le sale a Rivero la apuesta.