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LA ÚLTIMA (COLUMNA)

El cardenal locuaz – Por Jorge Bethencourt

   

Tenía intención de escribirles del gasto público, de los recortes y el saneamiento de la administración. Pero el hombre propone y los obispos disponen. Estás ahí tan tranquilo y ves salir de una oscura caverna la figura demiúrgica de un cardenal de Roma que va y dice que la homosexualidad es una deficiencia que tiene tratatamiento y de la que te puedes curar. Como la hipertensión, vaya. Mis amigos homosexuales tienen muchas deficiencias. Hay uno que es más chulo que un ocho. Otro tiene una alopecia galopante. Como resulta que tampoco le pregunto a la gente por sus tendencias sexuales -básicamente porque no me interesan- puede resultar que tenga incluso más amigos homosexuales de los que creo. Pero ninguno de ellos tiene una deficiencia mental tan acusada como la del cardenal Fernando Sebastián Aguilar.

No conozco los métodos curativos que propone el avezado ministro de la Iglesia. Tal vez los viejos electroshocks. O la castración química. O centros reeducativos, al estilo del camarada Stalin, para apartar de la sociedad esas conductas aberrantes. Salvo en el Levítico es imposible encontrar en la Biblia una condena taxativa a la homosexualidad. Y los católicos han sentido siempre un sano rechazo a aplicarse las doctrinas contenidas en el texto de referencia del judaísmo. De ahí que no nos corten un trozo de prepucio al nacer. Pero al cardenal de marras le parece que el sexo sin finalidad reproductiva es una “deficiencia”. Si no preñas, no folles. Como eslogan es una caca. Sobre todo porque con más de siete mil millones de criaturas en el mundo el crecimiento incontrolado de la población es un problema del que uno se da cuenta, salvo si uno tiene un serio problema de deficiencia mental. El papa Francisco lo tiene crudo con esta gente de la caverna. Restos del paleofranquismo incrustados en las cuevas de la Altamira católica, que han empezado a sacar pecho para decirnos a los demás, entre otras fruslerías, cómo debemos vivir y quién debe ser nuestra pareja. Respeto las religiones pero las quiero lejos de la vida civil. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Si nadie mira debajo de la sotana de los cardenales, harían bien en no mirar ellos debajo de los calzoncillos de la gente. Pero han sacado el palio bajo el que paseaban al gallego para darse gallardamente una vuelta con Gallardón. Vuelven las momias. Y tener el cerebro desecado, al contrario que la homosexualidad, no tiene cura.

@JLBethencourt
Los idus de marzo