Un voraz incendio por causas desconocidas destruyó la práctica totalidad de Dukezong, donde se situó la mágica Shangri-La, la ciudad protagonista de la novela de James Hilton (1900-1954), a la sombra del Tibet, pacÃfica y gobernada por la sabidurÃa y la justicia, metáfora de la sociedad perfecta, buscada desde siempre y entre otros por Platón y Tomás Moro. En menos de 10 horas y pese a la intervención de más de dos mil bomberos desapareció la totalidad del casco urbano, con más de mil trescientos años de antigüedad, localizado en un enclave estratégico de la Ruta de la Seda e integrado en el condado rebautizado como Sangri-La. El tÃtulo fue tomado del relato fantástico del escritor británico, llevado al cine en 1937 (producido por Columbia, dirigido por Franck Capra, con Ronald Colman, Jane Wyatt, John Howard y Sam Jaffe en el reparto) y en 1973 (en una pelÃcula de menor calado realizada por Charles Jarrott, con Peter Finch, Liv Ullmann, George Kennedy, Michael York y Charles Boyer) y, también, adaptado a musical en Broadway. La identificación con este paraÃso, que conservaba a sus habitantes en un estado de eterna juventud y resolvÃa con holgura sus necesidades materiales, representó en la ficción un modelo inédito de armónica y alegre convivencia en un periodo de entreguerras. Inspirada en el propósito en UtopÃa, algunos crÃticos hablan además de la influencia de los relatos del explorador y botánico Joseph Rock sobre el mundo tibetano, publicados en National Geographic, donde además de estudiar especies de propiedades curativas, convivió con comunidades remotas, ajenas a los conflictos que, entonces, amenazaban el orden mundial. Horizontes perdidos se publicó en 1933 -y, desde hace tres décadas, una inteligente campaña publicitaria convirtió a la Ciudad de la Luna- esta es la traducción de la urbe asolada- en uno de los principales destinos turÃsticos de Asia, en el lÃmite con la Región Autónoma del Tibet. Sobre su futuro se ciernen negros nubarrones -tanto por las dificultades técnicas y económicas para su reconstrucción- como por los conflictos y tensiones con las autoridades chinas y tibetanas, después de un periodo de neutralidad de ambas con este condado donde conviven varias etnias y, durante los últimos meses, se han registrado extraños incendios en cenobios y eremitorios budistas. Curiosamente, también esta vez los daños mayores afectaron a las residencias donde habitan diez mil monjes de una de las fundaciones mayores del mundo. Los riesgos también amenazan a las ilusiones y anhelos.