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“Mi salida de ‘Deja sitio para el postre’ fue injusta”

   
Cristina Hernández durante la sesión de fotos Cristina Hernández durante la sesión de fotos Cristina Hernández durante la sesión de fotos Cristina Hernández durante la sesión de fotos Cristina Hernández durante la sesión de fotos
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Cristina Hernández durante la sesión de fotos

Por Verónica Martín

Cristina Hernández es esa mujer que parece estar en todas las salsas. Activa, positiva y dinámica. Además: es mi amiga. Entrevistar a una persona a la que quieres de forma personal es complejo porque el cariño y la cercanía te puede impedir ser lo que se nos pide a los periodistas: objetivos (aunque yo siempre he sido defensora de la honesta subjetividad). Sin embargo, me parecía tan injusto que una emprendedora como ella no fuera protagonista de las páginas de Yo,tú, ella que, por eso, me salté prejuicios para disfrutar de una de nuestras largas charlas pero, esta vez, con guión. Muchas cosas que contar tras su paso por el programa Deja sitio para el postre o su éxito en la organización de las dos ediciones del Mencey Fashion Room.

Para las sesiones de fotos que acompañan el reportaje, Cris Hernández contó con su propio vestuario y con piezas de Hoss Intropia, gentileza de boutique Capo. El estilismo corrió a cargo de Amuhaici Luis; la peluquería y maquillaje tienen el sello de Juan Castañeda y las fotos -que se tomaron en el Iberostar Grand Hotel Mencey- son de Déborah Torres y Madi Ramos (Les Petites Photos) y de Álex Rosa.

-Comunicadora, organizadora de eventos, especialista en gastronomía y moda…¿Cómo empezó todo?
“Más que especialista diría apasionada. Considerarse experto o especialista en estos sectores sería muy osado por mi parte… ¿Cómo llegué? Pues mis estudios universitarios son de Música, en el Conservatorio Superior de Canarias. Sin embargo, no era mi vocación y buscando algún tipo de formación que se adaptara a mi perfil, realicé durante tres años el Experto Universitario en Relaciones Institucionales, Protocolo y Organización de Eventos de La Universidad de Las Palmas. Después de eso, decidí montar mi propia empresa: PIC Consultores…”.

-¿Siempre ha creído en el autoempleo?
“Mi primera experiencia laboral fue por cuenta ajena, dando clases de música y dirigiendo una banda pero, desde chica, siempre he tenido la inquietud de hacer proyectos por mí misma. Con 13 años, como me gustaba la pastelería y mi familia tenía una panadería en mi pueblo en La Palma, me puse a hacer tartas para venderlas”.

-Y… ¿las vendía?
“Sí. Era la pastelera oficial de Barlovento. Hice la tarta de cumpleaños de todo el pueblo y un poco de todo incluidas las tartas de boda de todas mis amigas… Durante años me mantuve con el dinero que ganaba yo misma, aunque no lo necesitaba porque vivía con mis padres, tener esos ingresos propios me encantaba. Fruto de ese empuje, en 2002, vine a Tenerife, terminé mis estudios y, después, monté mi empresa PIC Consultores especializada en comunicación y organización de eventos”.

-Sin embargo, por lo que más se le reconoce e incluso ha llegado a convertirse en casi su apellido es por la web masquetendencias.com… ¿No es un nombre un poco osado?
“Puede parecer eso. Cuando la planteé no quería que fuera era una web específica de moda, sino que era ‘algo mas’ porque ofrecía gastronomía, viajes, sexualidad, belleza… No es una web de moda, porque no soy experta en moda. Tengo muy claras mis limitaciones, pero me gusta escribir de mis inquietudes y quería tener un espacio donde poder mostrar todo ello. Yo lo dirijo y coordino pero hay muchos colaboradores. Es un proyecto global, por eso lo de ‘más que…”.

-¿Es usted una it girl local?
“No me gusta esa palabra. It girl es Olivia Palermo. Aquí estamos muy lejos de ese concepto. Llevo ocho años con mi empresa trabajando con otras marcas, muchos clientes y, sin embargo, la mayoría de la gente me conoce como Cris de masquetendencias.com que, realmente, es la parte visible de mi labor pero hay muchas horas de oficina y de trabajo”.

-Por sus redes sociales y su web donde publica tanto acto social y comidas… ¿le dicen mucho que está todo el día de fiesta?
“A veces. Parece que hubiese que pedir permiso. Evidentemente, la profesión y a lo que me dedico tiene una parte muy positiva y privilegiada, pero… de ahí a estar todo el día de fiesta va un trecho. Me invitan a muchos actos sociales y en función de mi trabajo puedo asistir o no. No es que yo no tenga ocio personal, pero muchos encuentros de estos forman parte del trabajo… Si yo fuese a todo lo que me invitan, no pisarías la oficina jamás”.

-Uno de los actos que más éxito ha tenido en el último año fue el Mencey Fashion Room que organizó usted. ¿Qué sensación le trasmiten?
“Es algo nuevo no solo en Tenerife sino en Canarias. Se trata de un concepto donde se une moda con un gran showroom y actividades. La idea surgió desde el grupo Iberostar y, como es uno de los clientes de mi empresa, tuve la suerte de liderar el proyecto. La primera edición fue el verano pasado y, tras el éxito, se decidió hacer otra en invierno. Cada habitación del hotel se convirtió en un showroom [exposición y venta] donde diseñadores y empresarios de moda exponían y vendían sus productos. Para el hotel es un momento en el que mucha gente pasa por sus instalaciones, ve el espacio, disfruta de la terraza, conoce el SPA o el aula de cocina… Es como una jornada de puertas abiertas del propio hotel al tiempo que se ha convertido en un evento importante en el mundo de la moda aunque no tenga una pasarela”.

-Quizá lo más interesante, teniendo en cuenta el momento en el que vivimos, sea la parte comercial. ¿Demuestra que el consumo se mueve si hay dinamización?
“Realmente está muy basado en que los participantes promocionen sus artículos sean tiendas, artesanos, diseñadores… y con eso dinamicen el consumo. El resultado ha sido tan positivo que la idea es que cada año se organicen dos ediciones”.

-Y… además de todo esto, lo último es que la hemos visto en un programa de televisión: Deja sitio para el postre, de Cuatro. ¿Cómo se aventura a algo así?
“La repostería es mi hobby desde niña. Vi el anuncio del programa y no dudé en mandar la solicitud. De los 4.000 inscritos, hicieron una primera selección de 500 para acudir al casting en Madrid, donde entré. De esos, hubo una selección de 30 personas para entrar en la Academia del gusto, con la mala o buena suerte -ahora no lo sé- de que pasé todas las pruebas y me quedé a las puertas. De seis personas en cada equipo, fui la séptima”.

-¿Buena o mala suerte? ¿No fue una experiencia positiva?
“Mi salida fue injusta porque si los criterios de valoración son realizar bien o mal un postre, en mi caso no tenía sentido la eliminación pues mi postre estaba bien elaborado y era exactamente igual que el de otra concursante pues lo hicimos juntas y eran dos tartas gemelas… Absolutamente iguales… con el mismo relleno y todo. Dijeron que no seguía en el programa por cuestiones de repostería, pero creo que buscaban algo que generara más polémica… Después de ver el primer programa, corroboro que la repostería no es exactamente lo más importante de ese programa…”.

-Pero… ¿pensaba que era más un programa de cocina que un reality?
“Ni siquiera es que sea más reality. Obviamente, un programa de estas características tiene que tener ese componente de espectáculo pero sin perder la esencia de lo que es un programa de repostería: si se va a valorar y a buscar el mejor repostero de España, no puede primar la polémica y los perfiles por encima del postre”.

-Tuvo usted un accidente en directo, se quemó con caramelo caliente, hay mucha gente preocupada por sus dedos. ¿Está mejor?
“Me han preguntado mucho. Los tengo mejor pero es una cicatriz que tendré para siempre. Es una herida de guerra de Deja sitio para el postre. Lo pasé fatal porque es el dolor más grande que he tenido nunca en mi experiencia como repostera”.

-Con respecto a la gastronomía, en Tenerife se destaca un buen nivel de chefs y restauración pero… ¿se sabe explotar?
“En Tenerife, y en Canarias en general, tenemos un gran nivel gastronómico en producto y profesionales pero lo que no hay es una gran cultura gastronómica… Es lo que nos falta”.

-Es decir… público.
“Sí, público que sepa apreciar y disfrutar de la gastronomía. Parece increíble pero nadie se sorprende cuando se gastan cincuenta euros en una entrada para el fútbol pero todo el mundo se escandaliza de que en un restaurante de cierto nivel -donde prima la calidad,el servicio y la profesionalidad- se pueda cobrar eso por un menú degustación. Y da igual quien venga, se han organizado jornadas gastronómicas con estrellas Michelín y se han tenido que suspender o han tenido una aceptación mínima. Eso sí, cuando salimos fuera no escatimamos nada en gastarnos lo que sea. No valoramos lo que tenemos aquí”.

-¿No será que los restaurantes no tienen el concepto adecuado al público existente?
“No podemos partir de esa base. Hay restaurantes de todo tipo. En el área metropolitana hay locales con cierta calidad pero contados con los dedos de una mano porque no no hay público que sepa disfrutarlo y lo valore. Es más una cuestión de desconocimiento, de cultura”.

-¿Se ha sabido aprovechar el mercado turístico para dar salida a la gastronomía canaria?
“Hay hoteles en el sur de Tenerife que han apostado. De un tiempo a esta parte los propios empresarios del sector se han dado cuenta de que la gastronomía es uno de los valores más importantes par decidir destino. Y no podemos olvidar que tenemos ahora tres estrellas Michelín en el Abama, algo habrá hecho ese hotel para conseguirlo. Los empresarios están apostando, ahora faltan las administraciones para vender a las Islas no solo por sol y playa sino por naturaleza, medio ambiente y gastronomía”.

-¿Cuál es el mayor error?
“Cada semana hay miles de turistas que llegan a Santa Cruz y si quieren comer unas buenas papas negras con mojo en un local gastronómico, no pueden. Una de las referencias debería ser el Mercado Nuestra Señora de África y es la antítesis de lo que debería ser hoy en día un mercado donde tiene que convivir la venta de producto con la degustación: es un sitio viejo, sin cuidado… Si los turistas pasan por el mercado, no se llevan una buena imagen. Se ve un atisbo, una pequeña luz a final del túnel porque hay gente que quiere hacer cosas interesantes… Pero el global creo que necesita un cambio radical”.