La crisis ha expulsado del mercado laboral a miles de jóvenes. | DA
SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife
Dicen que la crisis dejará tras de sà muchas tragedias y que una de ellas será una generación perdida. El resultado se comprobará cuando pase el tiempo, pero el efecto del derrumbe financiero se palpa ya en las cifras que se desprenden de las encuestas de población activa que publica trimestralmente el Instituto Nacional de EstadÃstica (INE). Desde que empezó la crisis, el paro juvenil (16 a 24 años) se ha duplicado en las Islas. En 2007 habÃa 23.100 chicos desempleados; hoy son 56.000. La cifra solo incluye la población activa, es decir, el porcentaje no representa a los jóvenes que estudian o no buscan empleo.
El aumento del paro juvenil en España y la falta de polÃticas activas es un tema que se repite en la agenda de los lÃderes europeos y que en el Foro de Davos ha vuelto a ser asunto de debate. El desempleo juvenil supera en España el 55%: más de la mitad de los chicos que intentan conseguir un trabajo no lo logra. Los datos por comunidades autónomas revelan que todas las regiones tienen el mismo lastre. No obstante, Canarias está a la cabeza: es la segunda comunidad con más paro juvenil (62,19%), solo superada por AndalucÃa (63,91%). El porcentaje se vuelve más dramático si se tiene en cuenta la evolución de chicos parados en relación a la población activa desde que comenzó la crisis. A finales de 2007 el Archipiélago solo registraba el 20,5%; desde entonces la tasa se ha multiplicado por tres.
Este comportamiento se explica con la crisis, pero sobre todo entendiendo la estructura económica. En España, el paro juvenil está formado por personas que entran al mercado de trabajo antes de los 25 años, es decir, muchas de ellas tienen poca cualificación. Salieron del sistema gracias a una combinación explosiva: la burbuja inmobiliaria, la construcción y el turismo.
Durante los años de bonanza, multitud de jóvenes abandonaron sus estudios con la certeza de que encontrar un empleo era una tarea relativamente sencilla. Uno de los principales retos que detectan los expertos no es solo el elevado paro juvenil -esta tasa suele estar cerca del doble del Ãndice de paro general-, sino la necesidad de cualificar a todas esas personas que llegaron al mercado laboral sin formación y que ahora son parte de un ingente ejército de desempleados. Si no se ponen en marcha polÃticas de inserción se corre el riesgo de que, con el tiempo, entren a formar parte del llamado paro de larga duración.
Todo esto ocurre, además, cuando España, y Canarias, cuentan con la generación mejor formada de la historia. Esa máxima, repetida con constancia, es el resultado de la evolución. El acceso generalizado a la Universidad ha permitido elevar la cantidad de profesionales formados. La economÃa, en cambio, no ha sabido absorber esa mano de obra cualificada. Una buena formación ya no es sinónimo de un buen empleo, pero aún asà la diferencia de desempleo entre las personas con formación y las que cuentan con escasa capacitación es evidente: a mayor cualificación, mayor es la inserción laboral también.
Al número de desempleados habrÃa que sumar el de esos jóvenes que han decidido emigrar y abandonar el Archipiélago en busca de un futuro que no encuentran aquÃ.
TodavÃa es muy difÃcil cuantificar cuántos son, pero representan también una muestra de los efectos de la crisis en esta generación.
Las diferencias de desempleo dentro de cada isla también fueron significativas, aunque ningún porcentaje quedó por debajo del 31%. En la zona metropolitana de Tenerife se contabilizaron 61.970 personas en paro (31,39%); en la comarca de Acentejo, 11.380 (34,04%); en la de Daute, 3.070 (34,52%); en la del Valle de La Orotava, 20.930 (36,07%); en la de Icod, 3.070 (35,08%); en la de Abona, 12.530 (31,88%); la del Suroeste, 26.680 (31,77%); y en la de GüÃmar, 9.550 (35,64%).