El Rey se reunió con Paulino Rivero. La cita real no fue una audiencia más, porque se enmarca en el peor momento de las relaciones entre Canarias y el Estado desde aquella famosa e histórica frase del ex presidente Lorenzo Olarte: “Madrid se va a enterar de lo que vale un peine”. La frase fue un desafío del entonces presidente canario, cuando se hartó de las largas que le daba el Gobierno central, presidido por Felipe González, que se negaba a compensar a los cabildos canarios por el descreste arancelario ordenado por la CEE. Canarias había logrado un estatuto especial, el llamado Protocolo 2 del acta de adhesión española, que respetaba nuestras singularidades comerciales y aduaneras pero a cambio exigía la reducción progresiva de nuestros históricos arbitrios insulares hasta su completa eliminación. Durante este proceso, el Estado español se comprometía a compensar financieramente a los cabildos, que perderían una parte sustancial de sus ingresos. Pero esa compensación nunca llegaba. Y se armó. La CEE advirtió de inmediato con abrir expediente a España por el “grave incumplimiento” arancelario insular. El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, amenazó con una retirada de competencias a la Autonomía canaria. En eso nos adelantamos a Cataluña, a la que Rajoy ha amenazado recientemente con la aplicación del artículo 155 de la Constitución, si celebra el referéndum. Pero Olarte no cedió y ganó el pulso al Estado. El Secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, vino a Canarias para pactar con Olarte la compensación a los cabildos y se abrió por fin la negociación para reformar el REF. Esta vez le toca a Paulino Rivero echarle el pulso al Estado y espero que tenga el coraje suficiente para ganarlo, porque tenemos razón para pedirle al Gobierno central, del PP, que respete los convenios firmados y en vigor con Canarias y nos devuelva las anualidades birladas a los canarios y canarias, más de 150 millones cada año. Los reiterados y gravísimos incumplimientos presupuestarios del Estado, en materias tan cruciales como el empleo o las carreteras, son los que han disparado nuevamente la tensión, lo que motivó la intervención del Jefe del Estado, tras la apelación de Rivero a la creciente desafección de las islas con el resto de España, por el maltrato recibido del Gobierno central. Olarte se enfrentó al descreste, Rivero a los recortes. Él, igual que Olarte, tiene un valioso e influyente aliado en Madrid, el Rey, que intervino entonces ante Felipe González para evitar una crisis entre Canarias y el Estado y lo ha vuelto a hacer ahora. Espero que Rajoy tome su misma medicina y coja “recortes”, de los buenos, de la sensibilidad del Rey con Canarias y no se deje mal aconsejar más por su ministro José Manuel Soria, que parece que nos haya declarado la guerra por no ser él presidente de la Comunidad Autónoma. Espero que la charla entre el Rey y Rivero, R & R, sea un punto de inflexión en las relaciones entre ambas administraciones. Gracias Juan Carlos.
Ignacio González es Abogado, Economista, MBA, Diputado en el Parlamento de Canarias
Presidente Federal del CCN
@ignaciogonsan