Ya no entiendo nada de la política de chochos y moscas que suelta rama y más rama enronchada de picos en esta tierra. O quizás lo comprenda todo. No sé muy bien si es una cosa o la otra, aunque, para lo que hoy me ocupa, lo mismo me da. Toca Javier Abreu, del PSOE lagunero y con cargo (número 2) en la corporación de Aguere, un hombre que seguro atesora virtudes y posee gran capacidad de trabajo, y con sus aciertos. No hay duda. Como tampoco si afirmo que es un obseso del griterío banal. Es lo que he bautizado como “la toletada de Javi”, que así, con este nombre cariñoso, lo conocen en su barrio del Padre Anchieta, donde, por cierto, acostumbraba años atrás a ejercer de monaguillo. Este Javi, ya crecidito y hoy más socialista que nunca, es otro político isleño que forma parte de la extensa nómina de servidores públicos que casi sólo han cotizado a la Seguridad Social por la vía de ser cargo electo o de ocupar puesto de designación propia (los de a dedo).
Así de fácil y de difícil. Este Javi, el mismo que está que trina, el que se sube por las paredes…, se muestra desbocado y absurdo por la normalidad de que el ministro de Educación, Cultura y Deporte, ese de nombre tan mentado, y no siempre para desearle suerte…; sí, Ignacio Wert (otrora con antifaz seudoprogresista), llegue y acceda a la nave principal de la reformada catedral de La Laguna. Esto, a Javi, exmonaguillo y católico confeso (lo dice en público), no le gusta ni fisco, y debe ser porque es del PSOE y gritón. Actitud hasta normal, tanto como lo anormal que resulta, por ausencia de la más mínima clase y respeto institucional y personal (número 2), que lo propague a grito limpio y en clave de matón, como si estuviera en una furgoneta cargada de chicharros para venta ambulante en un barrio del Mando Económico. Eso sí que es una horterada, una magada que lo coloca a los pies de los caballos y que saca brillo a su principal contrincante político, Fernando Clavijo, con más tacto y elegancia. Clavijo entiende que esté Wert, casi como Tavío. Lo normal. Otra cosa será los que estén dentro, que ellos sabrán, y otra bien distinta los que se hallen fuera sumando a la toletada de Javi, que también ellos sabrán. Javi fue católico, monaguillo, de barriada, humilde… Pese a todo, le puede el protagonismo, el puesto: la panfletada que es pecado. Con lo bien que sabe encontrar agua blanca en la vega.