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El acusado del crimen de Ingrid Visser y su pareja en Murcia declarará este jueves ante la jueza

   
Ingrid Visser y Lodewijk Severein

Imagen facilitada por la familia de Ingrid Visser y Lodewijk Severein. | DA

EUROPA PRESS | Murcia

El ciudadano rumano Valentin Ion, acusado del asesinato de la pareja de holandeses Ingrid Visser y Ludewijk Severin en Molina de Segura (Murcia), declarará este jueves por voluntad propia ante la titular del Juzgado número 5 de Molina de Segura, Olga Reverte Villar, que instruye el caso.

Ion, que está imputado en el crimen y permanece en prisión desde el pasado mes de mayo, declarará por primera vez desde que fuera detenido. La declaración tendrá lugar a primera hora de la mañana e Ion recibirá la asistencia de un intérprete, según ha podido saber Europa Press de fuentes cercanas al caso.

También solicitó declarar por voluntad propia otro de los acusados, Juan Cuenca, según lo avanzó el abogado de Cuenca, José María Caballero. Cuenca, exgerente del club voleibol CAV Murcia en el que jugó la asesinada entre 2009 y 2011, está imputado en el crimen y permanece también en prisión desde el pasado mes de mayo.

RELATO DE LOS HECHOS

Los hechos se remontan al 13 de mayo, cuando la pareja desembarcó en el aeropuerto de El Altet (Alicante) con la intención de pasar tres días en Murcia. Solo un día después, ambos tenían una cita médica en una clínica de la capital murciana, aunque los motivos de esta fueron mantenidos en secreto por la familia en todo momento, al entender que no era “relevante” para la investigación.

Ingrid Visser, con 1,90 metros de altura, delgada, rubia y con ojos azul claro, era muy conocida en su país porque había sido una jugadora profesional de voleibol y había representado a Holanda en más de 500 ocasiones en campeonatos, al tiempo que había sido integrante de varios equipos españoles, entre ellos el CV Tenerife Marichal o el Hotel Cantur. De hecho, de 2009 a 2011 formó parte del equipo CAV Murcia 2005.

Durante el tiempo que formó parte de la plantilla del CAV Murcia 2005 residió en Murcia con su pareja Lodewijk hasta que, en 2011, ella decidió poner punto y final a su carrera profesional. Después decidieron regresar a Holanda, pero en los últimos dos años han vuelto en varias ocasiones a Murcia para pasar unos días, porque les gustaba la región y le tienen “cariño”.

El lunes, 13 de mayo, comenzó su última visita. La pareja alquiló un coche en el aeropuerto, un Fiat Panda de color negro con matrícula 9254 GTC, con el que se desplazó hasta Murcia, donde se hospedaron en el hotel Churra-Vistalegre. Ese mismo lunes fue el último día en el que se les vio con vida: tras registrarse en la recepción del hotel, volvieron a coger el coche por la tarde y desaparecieron.

La directora de la clínica avisó a la Policía de que la pareja había acudido en otras ocasiones al centro médico y eran “serios” porque siempre cumplían con las citas.

A partir de ese momento, la Policía Nacional entendió que había un motivo para investigar una desaparición y abrió los cauces y protocolos apropiados para su búsqueda.

La Policía abrió varias vías de investigación, y una de ellas condujo a los agentes hasta una vivienda en el municipio murciano de Molina de Segura. Al llegar al lugar, la Policía Científica confirmó que ahí se había cometido un acto violento.

En base a estas pruebas, la Policía continuó con las líneas de investigación y procedió a la detención de una persona de nacionalidad española en Valencia, Juan Cuenca. En base a los datos recabados en todas las actuaciones, la Policía averiguó que en una finca de la pedanía murciana de Alquerías podían encontrar más pruebas respecto a la investigación.

Los agentes excavaron la tierra y las primeras pruebas aparecieron a 50 centímetros de profundidad. Más tarde, y a más profundidad, encontraron los restos de dos personas que, según certificaron los investigadores, correspondían a un hombre y a una mujer. Fueron detenidos tres individuos en relación al crimen.

El juzgado de Instrucción número 17 de Valencia ordenó prisión provisional, comunicada y sin fianza para los tres detenidos. Los análisis de ADN confirmaron que los restos mortales se correspondían con los dos holandeses fallecidos, y los estudios forenses determinaron una muerte violenta, idéntica en ambos casos, motivada por traumatismo craneoencefálico.