VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife
Reportaje fotográfico: FRAN PALLERO
Coqui es de esas mujeres que se cree lo que dice. Innovar es su manera de vivir. Para trasmitir ese espírutu es capaz de vestirse de azafata para dirigir a buen rumbo el proyecto TF Invierte o de montarla en la próxima First Lego League (FLL). Esta matemática computacional es parte esencial del alma del Parque Científico Tecnológico de Tenerife (PCTT).
-¿Cómo una matemática termina siendo técnico de innovación?
“Realmente estoy aquí un poco por casualidad. Desde los 14 años tuve claro que quería ser matemática y que quería dar clases en la universidad. Cuando acabé la carrera y me puse con los cursos de doctorado y la tesis, estuve haciendo estancias fuera y confirmé que quería investigar en Álgebra Computacional. Tras un año en Amberes y defender mi tesis en 2005, me ocurrió lo que a muchos investigadores: que acaban y aquí no hay plazas para dar clase o investigar. Entonces, tenía dos ocpiones: irme fuera o quedarme aquí y dedicarme a otra cosa… y tenía claro que en un banco no quería estar…”.
-Entonces… ¿se dedicó a la innovación?
“Bueno, bajé mis expectativas porque no quería irme fuera y se me presentó la oportunidad de trabajar en transferencia tecnológica porque viví en carne propia que la investigación se queda en la propia universidad. Entonces, la Fundación General de la Universidad de La Laguna (Fgull) me llamaron para trabajar en el taller de dinamizadores y promover la transferencia de resultados de investigación a las empresas”.
-Ahora hemos comprobado que, efectivamente, la falta de traspaso de conocimientos a la industria privada nos pasa factura. ¿Por qué ocurre eso?
“Gran parte del problema está en que el sistema de reconocimiento de los investigadores en España. Normalmente, se mide por tesis dirigidas, por estancias y artículos científicos y no tanto por patentes ni por con convenios con empresas. Incluso, si un investigador hace un convenio con una entidad privada, la propia comunidad científica lo mira mal y hay que recordar que hasta los 90 estaba absolutamente prohibido. El problema es que aunque un investigador quiera transferir sus conocimientos a la empresa, ese tiempo de trabajo no se le reconoce curricularmente”.
-¿Y cree que esto ha llevado que a la sociedad no le importen los recortes en ciencia?
“La gente no sabe a qué se dedica la universidad. Eso me di cuenta cuando escuché a los empresarios quejarse de los investigadores y que creían que usaban el dinero de todos para hacer lo que ellos quieren… y en muchos casos, tenían razón. Eso quizá hace que la sociedad no se sienta afectada por esos recortes”.
-Se habla mucho de innovación como la única forma de salir de esta crisis… ¿es papel mojado?
“Es verdad que hay una corriente de empresarios que están vigilando las subvenciones y ayudas solo para obtener fondos y han enmascarado cualquier proyecto con innovación. Desde mi experiencia, por los emprendedores que vienen a consultarnos a nosotros y que venían cuando trabajaba en la Fgull, ahí sí hay innovación y la tienen clara aunque les cuesta llevarla a la realidad por los problemas que tiene. La innovación y la I+D+i sí marca el futuro de una empresa”.
-¿Y en Canarias ha calado ese espíritu innovador?
“Yo lo noto en la gente joven, en los emprendedores que han visto que su negocio deben replantearlo o gente que se queda en el paro y le da un giro a su vida. Pero, en tónica general, hay que trabajar en la cultura innovadora. En esto el Parque Científico Tecnológico de Tenerife [más información sobre este asunto en el suplemento Principia de DAciencia.com] va a ayudar mucho porque teniendo una infraestructura de este tipo cerca, la gente va a entender mejor de qué va la cosa”.
-¿El PCTT ha sido un parto demasiado largo?
“Demasiado para nuestro gusto, las obras de urbanización en el enclave principal en Cuevas Blancas están ya en marcha…”.
-¿Qué va a significar el parque?
“Puedo decir lo que yo quiero que pase. Estamos trabajando para que haya empresas tractoras -bien de aquí, bien de fuera- que se instalen en el PCTT y que estén también pequeñas empresas locales y que entre todas se creen contratos comerciales entre ellas. Con esto, podrá haber interesantes proyectos de comercialización y que se evite tanta fuga de gente joven preparada porque pueda ser absorbida por estas empresas. Además, todos los enclaves donde se desarrolla el parque tendrán necesidades de servicios básicos, y generales, guardería, etc., que darán empleo. Lo importante es que las empresas locales puedan colaborar con empresas grandes y que la universidad encuentre mayores lazos con la sociedad”.
-¿No se corre el riesgo de que sea un mero proyecto inmobiliario?
“Ese riesgo está ahí pero estamos promoviendo una estrategia de marketing importante para salir fuera para, una vez que podamos aportar espacios importantes, traer empresas multinacionales y también de aquí -como por ejemplo puede ocurrir con el ITER- para que sean el tractor del resto”.
-Uno de los proyectos más entrañables que usted lleva es la First Lego League que celebrará el próximo 22 de febrero su segunda edición en Canarias. ¿Cómo va?
“El año pasado hicimos la primera FLL. Es un torneo regional para toda Canarias y este año contamos con 300 niños que se están preparando un proyecto científico en torno a una temática que en este año son las catástrofes naturales. Luego, además, según las categorías se preparan con una competición con sus propios robots de Lego”.
-¿Por qué el Parque se implica en un torneo así?
“Es cierto que se nos va un poco de la actividad principal que hacemos que tiene que ver con las empresas innovadoras, pero nos atrae porque es un acto en el que se promueve la cultura de la innovación y las vocaciones científico tecnológicos en edades tempranas. Eso está dentro de nuestra responsabilidad social. Es un proyecto donde se trabaja en la realización de un proyecto científico utilizando la metodología científica. Lo que realmente nos gusta son los valores que se trasmiten a los niños con este programa: se forman de una manera integral, se aprende autoconfianza, trabajo en equipo, emprendimiento…”.
-¿Qué novedades vamos a tener este año?
“En esta ocasión son 38 equipos frente a los 16 del año pasado. Los grupos de alumnos de 10 a 16 años han pasado ya por un proceso de selección en cada colegio donde se han hecho sus minitorneos y vendrán mejor preparados que el año pasado. Además, repetiremos con la feria Diviértete y experimenta que está preparada para todo tipo de visitantes y será más grande. En esta ocasión, dos equipos serán los que representen a Canarias en la final nacional en Barcelona en marzo”.
-Volviendo a la innovación, ¿por qué últimamente toda la I+D parece que se centra solo en aplicaciones?
“Hay un boom general y global en desarrollo de aplicaciones móviles. Esto es motivado porque se necesita muy pocos recursos para desarrollarlas, ni siquiera hace falta contar con un gran equipo ni tener mucha infraestructura. Simplemente, tener una idea y programarla como una aplicación. Sin embargo, eso tiene el riesgo de que no dé respuesta a una necesidad real del mercado”.
-Quizá en los emprendedores pasa como con los artistas, que tienen la idea pero les falta la pata empresarial…
“Es uno de los mayores problemas que solemos detectar en este tipo de personas. La parte tecnológica la tienen muy bien pero les falta el resto de perfiles en el equipo especialmente la pata empresarial y la de marketing. Por eso, en Tenerife Invierte hacemos una labor de asesoría con el programa de aceleración de star-up, con sesiones de tutorización y formación con los emprendedores para ver si los proyectos son fiables o no y contrastar el modelo de negocio más adecuado para esa idea empresarial…”.
-¿La inversión en innovación en este tipo de foros es una realidad?
“En las cuatro ediciones de TFInvierte se han logrado más de 800.000 euros de inversión en proyectos. Lo malo es que no ha sido inversión local sino nacional y de fuera. Nosotros queremos seguir trabajando para formar y convencer a los empresarios locales para que destinen fondos a este tipo de negocios. Si se sabe cómo hacerlo, el resultado puede ser tan importante como cualquier otra inversión… El problema está en que son cosas intangibles y no conocen ese sector. Por ello, se necesitan expertos para que les orienten. Si se diversifica en varios proyectos puede ser un negocio rentable…”.
-¿Hay algún caso de éxito exportable?
“Hay varios. Pero quizá del que más orgullosos nos podemos sentir es el proyecto Lightbee, que tienen una patente de un dispositivo led que ahorra energía y que, al mismo tiempo, sirve como control de redes de telecomunicación. La inversión más fuertes de TF Invierte la han logrado ellos y se han asociado con un empresario de Brasil donde ya se está produciendo y comerciando.
-¿Es como una esperanza para los demás?
“Sin duda. Un ejemplo”.