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La fiebre de los museos – Por David Sanz

   

Tuvo que haber un momento de locura colectiva en los últimos veinte años, en el que pensamos que tener museos era el no va más. Y así se fueron haciendo museos para todos los gustos y sabores: Museo del Mojo (faltó diferenciarlos entre el verde y el rojo); Museo de Arte Cotemporáneo, todavía huérfano de contenido después de más de cinco años que se inaugurara el edificio,o un Centro de Interpretación del Mundo Rural, donde la millonada invertida se debe estar pudriendo al calor de la humedad de Barlovento. Debió ser como la fiebre de los polideportivos, que cada municipio quería uno y si era más grande, mejor. Algunos, es verdad, se hicieron con mucho tino, pero otros carecen totalmente de sentido, cuando, paradójicamente, todavía faltan algunos por realizar, como el de la Bajada de la Virgen, para cuyo fin debería haber sido elegido el edificio del Museo de Arte Contemporáneo de Santa Cruz de La Palma, que todavía sigue en desuso. Hay museos a los que llega la gente no por su contenido, sino por el entorno y su situación. Este es el caso del Centro de Interpretación de la Reserva Marina de La Palma, que se encuentra en el antiguo faro de Fuencaliente y que lleva varios años cerrado por los recortes del Gobierno de España, que es quien lo gestiona. El Ayuntamiento lleva mucho tiempo gritando en el desierto para que le dejen emplear ese centro, porque es consciente de que a esa zona de la Isla llegan multitud de turistas y podrían contar así con un recurso que en estos momentos no se están explotando, perdiendo otro potencial que dispone el municipio sureño. El Ministerio ha dicho que pronto lo reabrirá. Esperemos que no sea un nuevo brindis al sol y otra promesa incumplida. Comprendo al alcalde de Fuencaliente cuando advierte de que van a dar una patada en la puerta, con notario de por medio, si la Administración central no se decide. Está viendo cómo el municipio deja de gestionar un recurso que puede traer importantes beneficios para Fuencaliente, como ocurre con el volcán de San Antonio. Vamos, que el hombre está cargado de paciencia, otro ya hubiera tirado de la pata de cabra para abrir las instalaciones. Ahora más, porque con la creación del Centro de Interpretación de la Sal, a unos cien metros, pueden sumar ambos espacios para atraer visitantes y crear eso que llaman de forma tan pomposa sinergias.