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DE REFILÓN >

Postureo político – Por Cristina Molina

   

El postureo ha existido siempre. En resumen, lo importante es aparentar pero para qué entrar en definiciones pudiendo poner ejemplos de todo tipo. La Convención Nacional del PP, como cualquier evento análogo del PSOE, se divide en dos partes: las charlas y los descansos. En las charlas uno puede entretenerse con otra cosa, generalmente con el móvil. Solo hay que estar atento a cuándo toca aplaudir. Eso sí, hay que aplaudir mucho. Lo importante en estos eventos son los descansos. Hay que saludar, besuquear, presentarse y sacarse muchas fotos con gente conocida, es decir, con los que no pasan del 3 o el 4 según la encuesta del CIS. Sin perder un instante hay que difundir los retratos. Es el peloteo de cara a las elecciones y la oportunidad de oro para aparentar. El pasado domingo el programa Salvados comenzó con un cara a cara inédito. Una idea brillante obviando el pequeño detalle de que se trató de un debate entre un político frente a un expolítico. Mas se refería reiteradamente a Felipe González como presidente. Ni presidente, ni político pero de resto, genial. Tanto fue el postureo que lo de los díscolos del PSOE catalán ya no está sobre la mesa. No piense que los políticos son los únicos a los que se les da bien. Los ciudadanos también dominamos el arte. Concretamente ahora lo que está de moda es el postureo en lo que a justicia se refiere. He decidido omitir ejemplos aquí porque se pueden malinterpretar con asombrosa facilidad. La idea es que la ciudadanía celebra o se indigna con las resoluciones de la justicia según le viene en gana. Es más, se reclama que algunas decisiones sean de otra forma, concretamente la relacionada con la propia apetencia política. A ver si nos aclaramos: ¿queremos una justicia a la medida de la ideología de cada uno; sí o no? No, ¿verdad? Pensándolo bien, eso nos obligaría a usar una sola vara de medir, nos obligaría a ser coherente… Mejor seguimos con el postureo.

@cristination_