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Radiografía canaria de 2013 – Por José Miguel González Hernández

   

La columna de hoy es un rollo. Datos y más datos relacionados con la reciente publicación de la EPA por parte del INE. Pero es que ya tenemos las cifras definitivas para la totalidad del ejercicio de 2013 y la tentación de su uso y gestión es muy alta. De igual modo, se ha conocido cómo ha evolucionado el PIB, viniendo a decir lo mismo, porque, como ya se ha repetido hasta la saciedad, el empleo lo crea el crecimiento económico, aunque lo cualifica el desarrollo.

Si analizamos pormenorizadamente los datos que extraemos de las relaciones laborales en Canarias para 2013, desde la perspectiva de la población en general, por grupos de edad, el contingente más abundante se centra en las personas con edades comprendidas entre los 35 y 44 años, seguido del rango de edad ubicado entre los 44 y 55 años. Es decir, población potencialmente activa. Ahora bien, si tomamos en consideración el nivel formativo, independientemente de si tienen o no empleo, el colectivo más abundante se centra en las personas que tienen formación primaria y secundaria. Desde la perspectiva única y exclusivamente de la población activa (es decir, que activamente busca empleo), a lo largo y ancho de 2013, los activos extranjeros disminuyen en 6.500 personas, mientras que los nacionales se incrementan en 9.200. Tomando en consideración el capítulo de la ocupación, la formación superior es la vía de mayor entrada en el grupo de personas ocupadas, seguida de las personas que tienen educación secundaria en la primera etapa. Según el sector económico, el empleo crece en la agricultura, en la industria y en los servicios. Y, ojo, sigue disminuyendo en la construcción. De igual modo, crece el número de trabajos por cuenta propia y disminuye el personal asalariado. Por categorías laborales, las que más suben son las del personal trabajador de los servicios de restauración y personales, y protección y venta, así como las ocupaciones elementales. Según el ente empleador, el empleo público cae en 8.200 personas, mientras que el empleo privado se incrementa en 7.500 efectivos.

Por el lado de la tasa de paro, según la nacionalidad, se incrementa en las personas con la española, así como en la población extranjera no perteneciente a la Unión Europea. Sólo disminuye en las personas extranjeras comunitarias. Las personas paradas se incrementan y se focalizan en la población mayor de 45 años. Según la formación, el paro se concentra en los que tienen la educación secundaria, primera etapa, así como en las personas con educación primaria. Desde la óptica del paro friccional (tiempo que transcurre desde que pierdes un empleo hasta que encuentras otro), cada vez hay menos personas que encuentran un empleo en menos de un año, y se incrementa el 25% las que lo consiguen después de dos años, cuando ya no queda prestación que cobrar. Haciendo referencia a la población inactiva, los mayores crecimientos se dan en el rango de edad circunscrito a los 35 y 54 años, así como los mayores de 65. Si analizamos la clase de inactividad, las labores del hogar, la incapacitación permanente y, sobre todo, la percepción de una pensión distinta de la de jubilación o prejubilación se muestran como las de mayor crecimiento e importancia.

Ahora mismo, el contexto en el que estamos es el de rescatar los aspectos cuantitativos en positivo como acciones de muy corto plazo, para ir, acto seguido, a por la calidad, que, sin dejar de ser un objetivo prioritario, no tiene una velocidad de respuesta tal alta ni soluciones mágicas inmediatas. Y ahí quedan los datos. Ahora deberán aparecer las reflexiones, porque algo habrá que hacer, que la casa todavía está sin barrer y el polvo se sigue acumulando. Que existan interpretaciones y nuevas conclusiones, en las que es muy probable que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos, sucediendo, muchas veces, todo lo contrario. Y todo esto, haga el tiempo que haga.

José Miguel González Hernández es ECONOMISTA