La sapiencia del príncipe

El príncipe Felipe y su comitiva, durante la inauguración del parque urbano Palmetum. / FRAN PALLERO

DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

“No es necesario que un príncipe posea todas la cualidades. Incluso si las contempla siempre pueden ser perjudiciales. Pero si las aparenta son útiles”. Estas palabras no las pronunció Paulino Rivero en la visita de don Felipe a Tenerife y Gran Canaria. Tampoco son del discurso de despedida de Pedro J. Ramírez como director de El Mundo.

El 10 de diciembre de 1513, Nicolás Maquiavelo escribió a Francesco Vettor una carta en la que traza los postulados de una doctrina política que ha perdurado cinco siglos. “Parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto y serlo, pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que, si es conveniente no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria”.

Que un vertedero se transforme en parque urbano supone, en boca del heredero, un ejemplo de superación de “las dificultades que todavía frenan el desarrollo del bienestar de tantas personas en España y particularmente en Canarias”. Acostumbrado a meterse en jardines más frondosos, su alteza real vivió emociones intensas en el Palmetum. Tras su accidentado viaje a Honduras, Felipe inauguró en Santa Cruz un espacio de ocio que “aúna ciencia y protección del medio ambiente con sensibilidad social y gestión turística”.

El príncipe requiere, reflexionaba Maquiavelo, “un entusiasmo para moverse según le exigen los vientos y las variaciones de la forma y a no alejarse del bien, si puede, pero a saber entrar en el mal si se ve obligado”. Son ocurrencias de otras épocas, que nadie se lleve a engaño. “Con esfuerzo y preparación se harán realidad las legítimas expectativas de la sociedad”, profetizó el hijo del rey Juan Carlos.

En semejante paraje, fue “admirable y ejemplar” que Paulino Rivero y José Manuel Soria compartieran paseo por una extensión de 12.000 metros cuadrados con más de 2.000 especies vegetales. Es “el triunfo de la voluntad y la paciencia”, dijo el alcalde, José Manuel Bermúdez.

De las sombras de las palmeras al resplandor del Castillo de la Luz. En la fortaleza que alberga la obra del artista Martín Chirino, don Felipe se refugió de la tormenta. El futuro monarca y Letizia huyeron de los rumores del presente que los persiguen desde el pasado reciente. De regreso a Madrid, La Zarzuela sopló 46 velas y echó en cara de los golosos una tarta de chismes. Él lo celebró en paracaídas.

Mucho antes de que el presidente del Gobierno regional brindara con burbujas de “compromiso, lealtad y responsabilidad”, el renacentista Niccolò di Bernardo dei Machiavelli conjeturaba que “los hombres son más proclives a ofender a uno que se haga amar que a otro que se haga temer”. Un príncipe “jamás predica otra cosa que concordia y buena fe, y es enemigo acérrimo de ambas; ya que, si las hubiese observado, habría perdido más de una vez la fama y las tierras”.

Que la habilidad y la constancia son las armas de la debilidad debe de ser una verdad como la catedral de La Laguna, reabierta al culto doce años después. Como quiera que el fin justifica los medios, las hostias que se repartieron durante la estancia de José Ignacio Wert merecían una misa, aunque fuera la del gallo. Al ministro de Educación lo pusieron verde y la hospitalidad acabó en el hospital con serias heridas. Se montó un cirio.

En La Palma, los fieles militantes del PSOE esperan que un milagro resucite el partido tras ser excomulgados los seis consejeros del Cabildo que comulgaron con el PP para flagelar a CC. La dirección regional los sacrificó con la bendición de la federal y un auto judicial anula ahora el exorcismo de los penitentes de la cofradía de socialistas desposeídos de derechos fundamentales. Repican las campanas extractoras de humos de la discordia en el templo de los fariseos.

No son Biblia la Constitución ni el Estatuto de Autonomía, por lo que su reforma está libre de pecado. Sin embargo, sería un sacrilegio profanar el consenso. La ponencia parlamentaria para estudiar cómo abrir la caja de Pandora de las leyes canarias se va a constituir sin la llave, que los populares guardan en la mayoría absoluta de las Cortes Generales.

Conocido el posicionamiento del principal grupo de la Cámara, aunque en la oposición, no sorprendió su distanciamiento en el pleno del lunes. Para el PP, las “prioridades” son las “preocupaciones de la ciudadanía”. Esa idea la ha llevado a Valladolid Asier Antona, ponente de la resolución sobre crecimiento y empleo en la convención nacional. A la convocatoria no está invitado el director del SCE, que prefiere el “buen clima” isleño.