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La curva de la afición: la foto – Por Álvaro Díaz

   

Muchos dicen, de boca para afuera, que no les gustan, pero siempre son los que más las ven. Desgraciadamente, la actualidad informativa diaria tiene imágenes amables y alegres, pero también muchas tristes. Accidentes, atentados y desastres naturales forman parte de ese lado que se asoma, no ya cada día sino ya segundo a segundo al latir de nuestros corazones. El lector, el televidente, el oyente, el internauta… demandan esa foto, esa imagen o ese sonido que buscará hasta encontrarlo. Ayer y en nuestra primera página publicamos una de las notas amargas de la VI Subida El Tanque, como tantas y tantas veces lo hemos hecho con las de la felicidad y alegría de los equipos triunfadores o con la de la espectacularidad y belleza que se plasma en un deporte del motor que en Canarias tiene un arraigo y un seguimiento de indudables proporciones.

En DIARIO DE AVISOS llevamos publicando desde siempre y en primera portada fotos de podios de pilotos, trazadas de vehículos de competición alucinantes y, en definitiva, de todo lo mucho y bueno del deporte de las cuatro ruedas. Sinceramente, creo que en España muy pocos diarios de información general hayan publicado en su ‘primeras’ tantas fotos del motor y dedicado en su interior tanto espacio al mundo del motor. Es más, en la edición del pasado domingo hay una página dedicada íntegramente a la carrera con siete fotos de la misma y, lógicamente, también información de lo sucedido como es nuestra obligación y deber. Con rigurosidad y sin morbo. Como así fué. Afortunadamente, la prueba acabo con normalidad y todo quedó en un susto. Lo lamentable es que algunos intenten matar al mensajero para tratar de ocultar la verdad de uno de los problemas que tiene el automovilismo fuera de los circuitos -¿para cuándo el de Tenerife? al no respetarse las zonas prohibidas de ubicación. ¿A qué estamos esperando?; ¿a qué haya una desgracia? ¡Claro!, lo fácil es seguir diciendo que todo marcha muy bien y maravilloso. Y es que con la seguridad no se juega y, menos, en un deporte de riesgo. Lo dicho, afortunadamente, todo quedó en susto porque Dios puso su mano, pero el día que no la ponga….