Saben que tienen en común empresas como Hojiblanca, Fagor, Central Lechera Asturiana o Eroski por nombrar sólo algunas? Que son marcas significativas de las llamadas empresas de EconomÃa Social, un sector de vital importancia para nuestro paÃs y que comprende la economÃa como algo más allá del mero, y legÃtimo, interés de creación de riqueza.
Tal y como recoge la Ley 5/2011 del 29 de marzo, la EconomÃa Social es el conjunto de actividades económicas y empresariales, que en el ámbito privado llevan a cabo aquellas entidades que, de conformidad con los siguientes principios, persiguen el interés general económico o social, o ambos.
En otras palabras, y como explicó el presidente de la Fundación Iberoamericana de EconomÃa Social (FUNDIBES), Juan Antonio Pedreños, durante una comparecencia en la Comisión de Asuntos iberoamericanos del Senado de la que formamos parte, podrÃamos definir a este sector como un modelo de empresa que se rige por unos criterios de funcionamiento basados en una serie de principios y valores, y que se fundamentan en la primacÃa de la persona por encima del capital. A esto hay que agregarle el reparto equitativo de la riqueza, la reinversión de los excedentes para conseguir el mantenimiento de los empleos y la mejora de competitividad, en el ejercicio de la solidaridad, especialmente en estos momentos difÃciles y en definitiva en la búsqueda del interés social colectivo que prioriza el empleo como el mayor ejercicio de responsabilidad social.
Bajo esta premisa, 28 organizaciones integran la Confederación Empresarial Española de EconomÃa Social (CEPES), constituida en 1992, de ámbito estatal, cuyo carácter intersectorial la convierte en la máxima institución representativa de la EconomÃa Social en España, constituyéndose como una plataforma de diálogo institucional con los poderes públicos. La CEPES agrupa a más de 43.000 empresas y entidades que cuentan con más de dos millones y medio de empleo, asocian a más de quince millones de personas, facturan más de ciento cuarenta mil millones de euros y generan el 12 por cierto del PIB en nuestro paÃs.
Datos que nos demuestran la importancia de esta manera de entender la economÃa, que debe ser reconocida dentro de la comunidad empresarial y por ello tiene que ser tenida en cuenta en el desarrollo e implementación de todas las polÃticas industriales, y además se les debe facilitar el acceso a todos los instrumentos que fomenten la competitividad. No en vano, la economÃa social tiene grandes oportunidades de poner en marcha proyectos económicos con un indudable impacto en la generación de empleo y el desarrollo social para hacerla más competitiva.
Y es que en una economÃa globalizada como la que vivimos, que tiene magnificas oportunidades y en la que constantemente se realizan transacciones a todos los niveles entre los rincones más alejados del planeta, el criterio de los dividendos no es suficiente argumento en el siglo XXI y requiere compromiso social, medioambiental, entre otros muchos. En sÃntesis, y tal como afirmó Pedreño, una empresa de economÃa social tiene como objetivo ser eficiente y ganar dinero, pero esos excedentes se invierte en la creación de nuevos puestos de trabajo o en el fomento y logro de objetivos a favor del desarrollo sostenible, del interés de los servicios a los mismos y del interés general.
Nosotros creemos en estas fórmulas que apuestan por situar al ciudadano en el centro de la economÃa, poniendo esta última al servicio de los intereses del primero. Una economÃa que apueste por la Responsabilidad Social Corporativa, los Fondos Éticos, el Mecenazgo y el Micro mecenazgo de las empresas.
No es la primera vez que abogamos por aunar esfuerzos para lograr una sociedad más justa y más equitativa, donde las personas tengan el papel protagonista y sea compatible con la creación de riqueza. Creemos que la economÃa social, esta que hemos compartido con ustedes, es la mejor estrategia para lograrlo.
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