Golpe en falso – Por Fran Domínguez

Mira que le han caído palos a Jordi Évole por su documental de ficción -género que en Estados Unidos y en el ámbito anglosajón lo llaman mockumentary- sobre el 23F. Entre otras cosas, me ha sorprendido que bastantes de esas críticas vienen de la mano de compañeros de profesión, en especial aquellas que censuran al presentador de Salvados por pergeñar esta “experiencia” televisiva en la que ha perdido “credibilidad” -bueno, alguno que otro debería limpiarse la boca cuando hablan con tanta alegría de esta palabra- o que se trata de un mero vehículo para subir la audiencia -aspecto que ha conseguido, por cierto, el humorista catalán, que ha logrado con su montaje ser el producto más visto en la historia de la Sexta-. Otros comentarios que he oído o he leído le achacan que falta al respeto con una cuestión “tan sensible” para la nación. Pero claro, las opiniones son como el culo, todos tenemos uno, que diría Clint Eastwood en uno de sus filmes en los que hacía de tipo duro. Por lo que respecta a mi trasero en este tránsito opinatorio, el falso documental del otrora “follonero” de Buenafuente me parece un saludable ejercicio de ingenio y de sentido del humor, en un asunto sobre el que pesan todavía (recomiendo encarecidamente el libro de Javier Cercas Anatomía de un instante) muchos interrogantes acerca de la siniestra trama, incluida la teoría del “golpe blando”, que tenía como fin evitar males mayores -ya saben- y preconizaba la creación de un gobierno de unidad nacional para “reconducir” la entonces párvula democracia. Han pasado ya 33 años desde que un salvapatrias -hemos tenido tantos en nuestra historia- decidiera poner a todo el mundo al suelo con mostacho, tricornio y pistola en el Congreso de los Diputados, metiendo el miedo en el cuerpo a un país que empezaba a salir de la más profunda oscuridad. Cada año, por el aniversario del infausto día, se suceden reportajes, entrevistas y documentales que a la postre siguen aportando poca luz. Y tres decenios después todavía existen documentos desclasificados de los que, al parecer, no se despojarán de esta condición hasta 2030, fecha en el que suscribe, por ejemplo, tendrá 57 años si la parca no mueve pieza, que no sé yo. Évole, con esa farsa titulada Operación Palace, además de recrear una ficción, ha querido azuzar el espíritu crítico y subrayar lo fácil que es manipular los acontecimientos y en no creer a pie juntillas lo que nos cuentan. Hace falta mucho sentido del humor y menos tremendismo en esta España en que lo verdaderamente lamentable son otro tipo de manipulaciones, no ésta…