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Mamotreto político – Por Ramiro Cuende Tascón

   

¿No sé qué le diga? Pa mí que no. Cada día entiendo menos una determinada forma de hacer política y, menos aun, a una parte de la ciudadanía que vive para ajusticiar a todo el que se salga de sus corralitos seudomorales, impartiendo risibles e irreales doctrinas. Viven comiéndole la oreja al político de turno, y exigiéndole toda suerte de actuaciones para dar satisfacción a sus mamotreristas de a pie. Practicar esta suerte de varas no es sencillo, hacen falta varios ingredientes; gobernantes convencidos de su bien hacer y alegres del suyo, algún que otro líder de cartón piedra lavando públicamente su conciencia y dando rienda suelta a sus rencores, y nadando a braza con las palmas hacia arriba para pillar unas migajas. No puede faltar la tropa de toda la vida a la que le da igual una chola que una esvástica, y, siempre un topinero de casta. Esto del mamotrerismo, público o privado, se ha instalado en Tenerife, preferentemente en la capital, de la mano de un pasante de todo y de nada, lo que prosaicamente se llama un asusta esquinas que va perdonando la vida por donde pasa su sombra y, de algún que otro chiquilicuatre, que baila feliz de partido en partido. Tienen características comunes; mentir más que hablar, y, la que los pone, gorronear a base de chanchullos de todo tipo. Proponer, crear, hacer, ni una cuartilla. Recientemente con el primer fallo -recurrible- de una de las salas de lo penal, se han vuelto locos de contentos, han sacado hasta la puya para hacer más sangre y gozar con la alegría de su tendido, formada por los cargapalos de siempre. Se olía el clamor de su entregada “cla”, seis más ellos dos, con el trapío de este nuevo morlaco de nombre Mamotreto. Iban a dar la vuelta al ruedo pero los pitos del respetable lo impidieron. La corrida no estaba finalizada. Un, dos tres, otra vez. “El Gobierno municipal podría prevaricar si no acata la sentencia y derriba ya el Mamotreto”. Sobre el abogado Don Eligio Hernández, “Sus declaraciones son descabelladas, propias de un personaje del régimen, que es capaz de arrasar con la ciudadanía y sus derechos”. Don Nadie, usted es un hazmerreír sin hoja de vida, ni talla para decir lo que dice de personas de bien. Por no saber, no sabe hacer ni nada. Nadie lo dude, quien delinca que lo pene, eso sí, sin trucos ni malas artes de parte. Y, sepa que los que critican o protestan no tienen necesariamente razón ni el espacio público se reduce a una agregación apolítica de gustos.
¡Con lo que hay que hacer!