El acuerdo adoptado ayer por el pleno lagunero, en respuesta a las 2.670 alegaciones presentadas al documento del nuevo Plan General de Ordenación, tiene respuesta afirmativa en el 54% de las sugerencias presentadas por vecinos y propietarios del municipio. Es un porcentaje elevado, guiado por principios de legalidad, en primera instancia, pero también de respeto a la participación como hilo conductor de todo el proceso. Hablamos, desde el inicio del proceso en 2008, de más de 16.000 aportaciones. Esta respuesta a las alegaciones incorpora el resultado del diálogo con los colectivos ciudadanos, aglutinados en plataformas, asociaciones de vecinos y grupos de vecinos a tÃtulo particular. Hoy quiero expresar mi sincero agradecimiento a todos, porque esto que hemos hecho es fomentar la cultura de la participación, un método que en La Laguna se aborda, y se aborda en serio, desde la convicción. Unos y otros han contribuido a definir y mejorar un documento que, además, recoge aquellos principios demandados por los ciudadanos en la fase de consulta, y que básicamente tienen que ver con la obtención de nuevos equipamientos públicos en nuestros pueblos y barrios. Estos objetivos se mantienen en este punto del proceso. La Laguna, por su diversidad, es probablemente el municipio canario con mayor incidencia de otras administraciones a la hora de emitir su parecer sobre las herramientas de ordenación (17 informes). Ese esfuerzo conjunto busca fijar un modelo de municipio. Y el esquema de ordenación de La Laguna se define a partir de decisiones como la adoptada ayer, junto con otras ya tomadas y algunas que están por venir. La Laguna se posiciona claramente en la definición de un modelo de ciudad y de municipio, eso que todas las administraciones buscan cuando plantean herramientas de ordenación y no siempre encuentran. Al inicio de este camino, que es un proceso dinámico, no dictado desde arriba, se acuñó un principio: más ciudad en la ciudad y más campo en el campo. La respuesta a las alegaciones no sólo se ajusta, sino que afianza ese modelo, y los números lo demuestran, con 400 hectáreas más de suelo rústico agrario respecto al documento de aprobación inicial. Esto apunta a un municipio que quiere más calidad, más flexibilidad, mejores equipamientos y más oportunidades económicas en los espacios urbanizados; al mismo tiempo, reconoce su suelo rústico, agrario y de otra naturaleza, como un valor intrÃnseco a preservar, de contenido económico, ambiental, social y cultural. Y lo mejor de todo es que esto se está construyendo de abajo hacia arriba, los polÃticos y técnicos juegan obviamente un papel relevante, pero es la sociedad lagunera la que está haciendo suyo ese discurso.
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@JMBethencourt