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Perdidos – Por Juan Carlos García

   

Una foto de las Islas Canarias tomada desde el espacio es por segundo año consecutivo finalista en el certamen que la NASA convoca para elegir la imagen del año. Si nos atenemos al impacto de estas imágenes, puede desprenderse que este archipiélago atlántico no se halla tan perdido como en ocasiones se llega a afirmar desde posiciones más o menos interesadas. Al menos, no perdidos desde el espacio. De aquellos años del siglo pasado, en los que sí nos topábamos con perdidos en el espacio, a este tobogán del siglo veintiuno en el que los perdidos tanto en tierra como en mar aumentan por momentos. Desde los perdidos en aguas de Fuerteventura hasta los de las aguas del sur del Índico en el extraño caso del vuelo MH370. Perdidos en las travesías por el Sahara o por el Mediterráneo. Perdidos en luchas interétnicas. Perdidos en los recovecos de las leyes. Perdidos en los entramados burocráticos. Perdidos en la red. Perdidos en las listas del desempleo. Perdidos se presentan aquellos políticos del Gobierno que achacan a la oposición de ver al PP con las anteojeras de sus prejuicios ideológicos trasnochados, sin apercibir que ellos son los que lucen prejuicios sociales trasnochados. Mientras en unas latitudes andan perdidos entre soflamas independentistas, en otras se muestran perdidos en resoluciones jurídicas sin intentar tejer voluntades políticas. Los perdidos se suman en todas las direcciones. Los venezolanos viven perdidos en la herencia podrida del chavismo. Los franceses, al igual que en otras partes de Europa, podrían caminar perdidos entre el racismo y la xenofobia. Perdidas entre los muros de los petrodólares saudíes. Policías perdidos y rodeados a merced de la barbarie. Mientras tanto, franqueamos estos días perdidos entre la querencia de la primavera y las garras del invierno. Perdidos en días de luto. Despedida multitudinaria en el conocido como salón de los pasos perdidos del Congreso, en Madrid, del ex presidente Suárez. De él se podría decir, parafraseando al astronauta Armstrong, que fue quien dio un pequeño paso para España, pero un gran salto para la democracia. Como en el espacio. Aquellos fueron pasos sensatos. No como ahora, que se dan muchos pasos perdidos.