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Un fracaso anticipado – Por Cristina Molina

   

A los titulares solo llegan las partidas presupuestarias del Gobierno de Canarias. El cabildo de Gran Canaria y especialmente de Tenerife salen en defensa de sus hospitales. El cabildo majorero solo sale en defensa del “no al petróleo” como un caballo con orejeras, aunque parezca más bien un burro cargado de letras. Quienes han repartido el presupuesto durante estos años, los adjudicatarios del concurso público de las obras y los gestores del Hospital General de Fuerteventura lo han convertido en un disparate. Ya es malo tener a unos ineptos mandando en el gobierno pero resulta todavía peor que quienes lleven a cabo sus proyectos interminables presenten semejante despropósito como resultado. Quienes conforman la dirección de las obras de ese hospital han demostrado un significativo desconocimiento construyendo unas dependencias que no son funcionales.

¿Tan difícil era acercarse, por ejemplo, a los jefes de servicios y conocer la realidad para construir acorde a ella? El nuevo paritorio no dispone de una zona de registros para las embarazadas. En la tercera unidad hay dos camas por habitación pero no se puede sacar al paciente que se encuentre en la cama cercana a la ventana sin sacar antes al que está cercano a la puerta. En rayos casi no caben las camas por las puertas. Los nuevos quirófanos han sido construidos con grifos de manivelas. No se sabe cuánto costará cambiarlos por los que funcionan por proximidad mediante sensores como exige la norma. Esta selección de chapuzas es el resultado de una década de trabajo de la Consejería de Sanidad en una isla con una inversión de 37 millones de euros, seis menos que el presupuesto inicial. ¿Ocurrirán estas cosas en las demás islas? Tanto el PP en el pasado como el PSOE en la actualidad han tenido una oportunidad para influir en sus pactos y evitar este fracaso anticipado. Nada ha impedido que CC, la necedad como cabeza pensante, se salga con la suya.