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El legado del PP a los becarios palmeros – Por Guadalupe González Taño

   

Para muchos jóvenes palmeros, tener una beca de estudios marca la diferencia entre poder realizar estudios superiores o no. Mi caso y el de mis cuatro hermanos no fue distinto. Gracias a una beca pude ir a la universidad. Aunque el primer curso el dinero no llegó hasta junio del año siguiente, los ahorros de mi padre de toda una vida hicieron posible que ese curso transcurriera con relativa tranquilidad. Pasaron quince años hasta que mi hermana pequeña fue a estudiar una carrera. En su caso recibió el dinero en diciembre, porque durante esos años el sistema de becas de España fue mejorando gracias a las modificaciones realizadas por los sucesivos gobiernos centrales, ya que se entendía que la educación es un derecho fundamental que debería beneficiar a toda la etapa educativa de la persona incluyendo, por tanto, la enseñanza universitaria.

Al menos esa parecía ser la filosofía del sistema educativo y de becas español hasta que llego este Partido Popular que está imponiendo, a la callada y lamentablemente sin gran contestación social más allá del ámbito estudiantil, una reforma basada en los principios neoliberales más extremos. Para ello se están aprovechando de que la principal preocupación de la población es llegar a final de mes.

El primer cambio consistió en fijar una nota más alta para que los estudiantes tengan derecho a beca. Ahora se necesita un seis y medio, frente al cinco que basta para aprobar la carrera. Este es un principio de desigualdad claro: si tienes dinero, con un cinco apruebas; si no lo tienes, necesitas un seis y medio. El Ministerio de Wert justificó este cambio en el fomento de la excelencia de los alumnos. Falso. La excelencia se prima a través de las Becas de Excelencia, que existen y que ofrecen a los estudiantes con mejores currículos opciones de acceder a estudios o universidades de prestigio, o que cuando obtienen matrícula de honor tengan una asignatura gratis al año siguiente. Y está bien que sea así.

El segundo cambio limitó las opciones de obtener la beca completa a los alumnos en exclusión social. Este importe máximo, del que disfrutaban hasta ahora prácticamente todos los alumnos palmeros por la obligatoriedad de cambiar de residencia, está hoy reservada para los alumnos en condiciones de auténtica exclusión social. Lo que ha ocurrido es que se ha reducido a la mitad la beca a los alumnos de familias de clase media o media baja de La Palma que, difícilmente, podrán afrontar las carreras de sus hijos. Les pongo un ejemplo, hace unos días tuve la oportunidad de hablar con un padre cuya familia tiene una renta mensual disponible de unos 1.500 euros. Dos de sus hijos estudian fuera y, además, la familia tiene que pagar una hipoteca. Evidentemente, esta familia, que no está en exclusión social, no puede hacer frente al gasto que supone tener a dos hijos estudiando fuera. Ahora, en una nueva vuelta de tuerca, el Ministerio ha dividido la beca en dos partes: una fija y una variable. La parte fija se recibe a mitad de curso y la parte variable, parece que al final. El problema es que en estos momentos los alumnos no han cobrado la parte variable.
Y lo peor de todo es que no saben cuándo va a ser. Esto implica que los jóvenes, muchos de los cuales acudían a préstamos para poder finalizar sus estudios, hoy no podrán hacerlo porque desconocen cuánto dinero van a recibir. No pueden planificar un curso en función del dinero del que disponen.

Los datos apoyan la mala situación a la que se enfrentan nuestros universitarios. Según la Plataforma de Afectados por las Becas, el 80% de los becarios tienen menos dinero que el año pasado, una reducción que se sitúa en torno al 20%. Este Partido Popular, que fomenta que los alumnos que nacen en familias de buena cuna tengan más posibilidades de futuro, está destruyendo un sistema educativo que ha tardado 30 años en llegar a ser lo que era. Poco parece importarle al ministro Wert que ha llegado a decir textualmente que “las familias que no tienen recursos para pagar las tasas académicas es porque no quieren dedicar recursos a eso en lugar de a otras cosas”.

¿Podremos recuperar ese tiempo? ¿Cuántos alumnos palmeros se habrán quedado por el camino? Porque el hecho de que la enseñanza obligatoria abarque hasta los 16 años no significa que ahí acabe nuestro derecho. Significa que ahí ha acabado nuestra obligación. Mientras tanto, cientos de nuestros jóvenes se quedan en sus casas sin la formación a la que aspiran, sin trabajo porque no lo hay y con la sensación de que se ha instaurado un sistema de castas en la educación. Jóvenes a los que el ministro Wert está robando el futuro, a pesar de que asegura que quiere protegerlos. Mi padre era mozo de almacén, por lo que no es difícil entender que sin beca nunca hubiera podido estudiar Derecho y seguramente nunca hubiera tenido la gran fortuna de poder representar a mi gente como presidenta del Cabildo de La Palma. Eso se deja, según Wert y este Partido Popular, para aquellos a los que por cuna les corresponde.

*PORTAVOZ DE CC EN EL CABILDO DE LA PALMA