X
bienmesabe >

Mucho caldo y poca olla… – Por Miguel L. Tejera Jordán

   

Un periódico de las islas afirma que doña Inés Rojas, consejera de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias, ha concedido cuatrocientos mil euros a Cruz Roja para que dé de comer a los isleños más necesitados. Pero no es verdad. Doña Inés Rojas no ha concedido nada de su bolsillo. Ha firmado una transferencia bancaria a favor de Cruz Roja, del dinero de todos los compatriotas, para dar de comer a los hambrientos. Y de beber a los sedientos. Porque no sabe hacer bien el trabajo para el que fue nombrada. Doña Inés es consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Viviendas. Su departamento tiene competencias añadidas en materias de Dependencia, Infancia, Familia, Inmigración, Cooperación y Patrimonio Cultural. O sea, mucho caldo para tan poca olla. Doña Inés tiene al fuego demasiados calderos y sartenes. Y si la cocina de la Consejería no se le ha quemado, se debe a que no prosperó la reprobación parlamentaria que debía apartarla del ejercicio de unas competencias para las que no está capacitada. Lo que voy a decir a continuación no es nada personal, obviamente. Si doña Inés quiere matar el hambre de cientos de miles de canarios, podía haber escogido el camino de la promoción de vivienda social nueva. O el de la rehabilitación de la existente, que está que se cae a cachitos. ¿Sabe el lector la cantidad de albañiles, electricistas, carpinteros, fontaneros, además de arquitectos, aparejadores y delineantes, agentes inmobiliarios y notarios que llevarían un salario digno a sus casas, y a sus familias, si doña Inés hiciera bien su trabajo, en lugar de repartir migajas entre las organizaciones no gubernamentales que le están salvando los muebles a ella y al gobierno de políticos inútiles del que forma parte? Claro que no lo sabe. Doña Inés no sabe nada. No sabe y no contesta. Pero reparte limosnas con dinero ajeno a diestro y siniestro. Y firma tantos decretos y reglamentos, que le salen callos de los dedos de las manos con los que sostiene la pluma. Las gallinas y los pollos también tienen plumas. Pero para comerlas, hay que saber desplumarlas. Y doña Inés no se va a ensuciar las uñas arrancando el pelaje de los animales. De semejante trabajo, tan poco higiénico, aunque necesario, que se encarguen Cruz Roja y Cáritas, entre otras, así que ahí van cuatrocientos mil euros de todos los canarios para repartir judías y garbanzas entre los isleños hambrientos. Que el solomillo no está hecho para manos embrutecidas. Ni para manazas. Sino para uñas delicadas que firman decretos y reglamentos a diestro y siniestro. Y que llenan páginas del BOCA y de los BOP autonómico y provinciales, rubricados por la excelsa firma de doña Inés…Y don Paulino, que, por una vez, ni estamos en noviembre ni hay ningún don Juan de por medio.

Doña Inés echa mucha pastilla al caldo. Y por eso se rebosan: el caldo. Y la paciencia que los canarios dispensamos, ya mismito, a tanto/a incompetentes.