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El precio de la energía – Por Jesús Sánchez-Quiñones González

   

EE.UU. y sus vecinos norteamericanos están experimentando un auténtico boom energético con un incremento de las reservas probadas de gas y petróleo no convencionales y un aumento de la producción que reduce sus costes energéticos. Simultáneamente, Europa parece quedarse al margen de ese boom, sin preocuparse por el coste de la energía como factor de competitividad. Cabe recordar que Alemania no dudó en anunciar un cierre anticipado de sus plantas nucleares tras el desastre de Fukushima, primando las razones políticas de corto plazo sobre la garantía de suministro eléctrico estable a precios razonables. Son numerosas las noticias aparecidas durante las últimas semanas recogiendo las decisiones de cancelación de proyectos de inversión en España debido a la subida de precios de la energía motivada por la última reforma eléctrica. España no es el único país de Europa en el que el precio de la energía no deja de aumentar. Desde 2005, el precio del gas en la UE se ha incrementado el 83%, mientras que en el mismo periodo el gas en EE.UU. se ha reducido el 63%. Como consecuencia, hoy el precio del gas en Europa casi cuadruplica el precio en EE.UU. No parece que esta situación vaya a variar en el horizonte previsible. La revolución de la producción de petróleo y gas no convencionales es tal que, según la Agencia Internacional, EE.UU. será el mayor productor de gas y petróleo en 2016, incluso por delante de Rusia o Arabia Saudí. Las consecuencias económicas y geopolíticas de este cambio son considerables. Las empresas americanas intensivas en consumo de energía, como las de la industria petroquímica o de los fertilizantes, tienen la certeza de que pueden contar con un suministro de gas y petróleo a bajo precio durante los próximos años. Supone un enorme contraste con la cancelación de inversiones por parte de empresas industriales españolas por la subida de precios de la energía y la incertidumbre regulatoria. Europa sigue perdiendo año a año competitividad respecto a EE.UU.

El desarrollo de las energías no convencionales está generando una creciente inversión en infraestructuras y en capital en todas las empresas relacionadas con este fenómeno. Las empresas beneficiarias se integran en muy diversos sectores: compañías de servicios; empresas de maquinaria industrial; empresas medioambientales; empresas de equipamientos eléctricos; empresas químicas, y empresas fabricantes de acero entre otras. Tras el éxito del desarrollo de la energía no convencional en EE.UU., otras potencias seguirán los pasos dados en Norteamérica. China ya ha comenzado las explotaciones. Rusia, pese a la tensión con Ucrania, acaba de alcanzar un acuerdo con la francesa Total para el desarrollo de este tipo de energías. En definitiva, se espera un incremento de oferta de energía en los próximos años por el desarrollo de las energías no convencionales. El boom de la energía no convencional desdibuja la influencia y el poder que han tenido los tradicionales países productores del petróleo incluidos en la OPEP, sobre todo los países del Golfo Pérsico y Rusia. Su capacidad futura para fijar el precio de combustibles será mucho más limitada.

Si las ventajas competitivas de EE.UU. no eran ya suficientes, el desarrollo de la energía no convencional le otorga una ventaja competitiva adicional y un poder de negociación a escala global considerable. Hasta ahora las exportaciones de gas y petróleo de EE.UU. han estado muy limitadas por su propia normativa interna. Es entendible que determinados lobbies americanos deseen seguir restringiendo las exportaciones para seguir disfrutando internamente de unos precios de la energía significativamente inferiores a los de sus competidores. A igualdad de producción, cuanto menos se exporte, menores serán los precios de la energía. La futura capacidad de exportación neta de energía dará a EE.UU. un poder significativo. Le servirá como argumento negociador con los tradicionales productores de petróleo, al poder bajar el precio en el mercado si decide aumentar la exportación, y lo utilizará para ejercer su influencia en crisis como la de Ucrania-Rusia. La revolución de la energía no convencional será clave en los próximos años. Las implicaciones de su desarrollo son enormes, y será un factor que facilite la aceleración de la recuperación. Una vez más EE.UU. toma la delantera a Europa. Los principales beneficiados son su economía, el empleo y sus empresas.

*DIRECTOR GENERAL DE RENTA 4 BANCO