DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife
El aguijonazo del 25-M ha sacudido el avispero de Coalición Canaria. A un año de las elecciones autonómicas, la colmena bulle con desafinado zumbar. De acuerdo con los estatutos de la formación, en junio se iniciará el proceso para la designación del candidato o candidata a la presidencia del Gobierno de Canarias. Será el día 7 cuando el Consejo Político fije el calendario.
En principio, la fecha más probable para la votación es el sábado 12 de julio, una semana antes del congreso extraordinario del PSOE. Aunque Paulino Rivero pretende retrasarlo “hasta marzo” con el fin de atar los apoyos necesarios, se va imponiendo la tesis de acortar los plazos.
Los pésimos resultados electorales han provocado una reflexión en clave de supervivencia. La permanente del pasado lunes fue un reflejo del grado de inquietud que reina en el panal nacionalista, donde la hiel se pega más al paladar que la miel.
La pérdida de credibilidad anticipa una “renovación de ideas” que se abre paso entre discusiones acerca de si debe ir acompañada de un relevo de personas. A priori, el actual jefe del Ejecutivo regional es el que cuenta con más opciones. No en vano, los resortes del poder operan como cama elástica sobre la que Rivero salta con agilidad política y hábil flexibilidad. Son cualidades inherentes a la fórmula de cohesión interna. Superada la barrera del 20% de los miembros del máximo órgano entre congresos, ese aval tendrá que ser refrendado con las 3/5 partes del Consejo. Si nadie aglutina la mayoría suficiente en esa sesión, habrá que seguir quemando papeletas hasta que salga fumata blanca.