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Agente caído en cumplimiento del deber – Por Sergio García

   

La calle para un policía no es un camino de rosas, no es fácil, casi nunca ocurre nada, pero solo es cuestión de suerte. Cuando menos te lo esperas se producen situaciones extremas que dan un vuelco a la vida de las personas. El policía día a día juega con esto, debe ser consciente de ello, ignorarlo supondrá bajar la guardia.
Lo de Málaga ya ha pasado, ya no tiene solución, ahora solo nos queda evitar que situaciones de este tipo se repitan. Muchos han abogado por el uso del chaleco y su carencia, ¿será esta la solución? Seguramente servirá, pero permítanme ahondar aún más. Hasta hace poco la policía nacional llevaba un uniforme que valía más para una oficina de un banco que para su labor.

Me viene a la memoria la frase típica que usan muchos ciudadanos de que: “la policía no hace nada”. Sí hace y mucho, un simple ejemplo lo demuestra: observen como día a día la sociedad se encrudece, aumenta la violencia, muchas veces vemos situaciones violentas como riñas o de otro tipo que nos ponen los pelos de punta; ahí irá un policía a luchar y no solamente a la que tú estás presenciando, si no a las otras que van ocurriendo continuamente a lo largo de su jornada y, permítanme el símil, es como que te suelten en un ruedo y tengas que lidiar con un toro durante ocho horas o más, terminas agotado. El problema de la policía es que le ha tocado lidiar con la más fea y esta son las leyes. Como decía Édouard René Lefebvre: “todas las leyes que se dictan tienen por base la desconfianza; ninguna descansa en la virtud de los ciudadanos”.

Las cosas pasan y las soluciones vienen después, incluso ocurre que tienen que pasar muchas veces para que lleguen, es triste pero es la verdad. Se trata de una cuestión intrínseca en el ser humano, será por aquello de que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. El año pasado perdimos a tres policías en el mar de A Coruña, hoy se distribuye un equipo básico de salvamento para usar en esas situaciones. Este triste fallecimiento de Paco en Málaga traerá consigo un surtido de chalecos sin pararnos a analizar antes si el actual uniforme de la policía es el adecuado o si su calzado es el correcto, ¿o pensamos cargar al policía con un chaleco que a lo mejor le dará más problemas que soluciones? y esto es así porque ya su base adolece de ellos.

Aunque lo verdaderamente grave de este suceso y el fondo del asunto en sí es que el sistema no funciona. Preguntémonos: ¿qué hacía un enfermo de estas características deambulando por las calles?, era una bomba de relojería, en él se concentraban los cuatro elementos de riesgo que desembocan en desgracia: una enfermedad mental grave, carencia de tratamiento y seguimiento médico, soledad-abandono-indigencia y el consumo de drogas. Si no hubiera sido Francisco tal vez hubiera sido otra persona. Como me recuerda este asunto al decapitador del sur de Tenerife: Deyan Valentinov. 


Me gustaría que cerrásemos todos los ojos durante un instante y recordásemos una escena de nuestra vida con él, que su solo recuerdo nos haga asomar una sonrisa de cariño. Con afecto y gratitud por aquello que nos brindó. DEP: Francisco Díaz Jiménez (Paco).
Sergio García de la Cruz

www.sergiogarciacruz.com