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Una cacicada de Madrid – Por Jorge Bethencourt

   

La encantadora ministra que nos hace viajar con el certificado de residencia en el bolsillo trasero del vaquero, en el área de culo, para obtener la limosna del descuento en los billetes más caros que paga un ciudadano español por ir de una parte a otra del territorio nacional; es decir, la señora ministra de Fomento, ha decidido no darle a las Islas la quinta libertad aérea. O sea, la posibilidad de que los aviones puedan hacer libremente escalas en Canarias.

No hemos pedido dinero. No. Es un trámite. Un puñetero trámite. Un permiso. Que además no asegura nada, porque el que quiera operar en Canarias bien y el que no también. ¿Por qué no darle a Canarias algo que no cuesta nada al Estado y puede ser bueno para las Islas? Ahhhhhh. Porque hay gato encerrado.
Canarias tiene una situación privilegiada para las conexiones de buena parte del mundo con África. Muchos países africanos empiezan a atraer inversores internacionales atraídos por los beneficios de las grandes infraestructuras que están por hacer en naciones con enormes riquezas naturales. África se despierta. Y Canarias podría convertirse en lo que técnicamente se llama un hub de comunicaciones marítimas y aéreas con el vecino continente. Y en una plataforma logística capaz de intermediar como depósito reexpedidor de mercancías. ¿Pajaritos preñados? Puede ser. Pero dense un salto por el muelle de la Luz y vayan despertándose. Por eso el Gobierno español defiende los intereses del aeropuerto de Barajas, que es actualmente el nodo de comunicaciones con muchos de estos países africanos.

Negarle la quinta libertad a Canarias es una deleznable cacicada en favor de los intereses más centralistas. Mantener con respiración asistida a Barajas exige, por lo visto, condenar el desarrollo de otros enclaves. De nada vale que el propio Mariano Rajoy lo prometiera en su discurso de investidura. “Daremos la quinta libertad a Canarias”, dijo. Falso. Mentira. Nos la negaron la pasada semana, con su voto, en el Congreso. Porque Canarias no pesa lo suficiente.
Por eso se estrechan lazos comerciales con Marruecos y se da libre acceso a sus exportaciones, aunque se perjudique a Canarias. Por eso se defienden los intereses de Madrid cortando las alas a los canarios. Porque somos políticamente despreciables en las estrategias de quienes tanto hablan de España para solo mirar por su ombligo.