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La Ley de Murphy y Ayoze Pérez

   
Momento en el que Arias López amonesta al delantero chicharrero. | SERGIO MÉNDEZ

Momento en el que Arias López amonesta al delantero chicharrero. | SERGIO MÉNDEZ

ÓSCAR HERRERA | Santa Cruz de Tenerife

Sinceramente, solo Ayoze Pérez no es el Tenerife, pero su influencia en los rivales, y más en un derbi, hace muy necesaria su presencia en Gran Canaria. Es como el ogro, ese rival que asusta e impone nada más verlo pisar el césped, aunque lleve varias semanas más out que in. Sea como sea, muchos se temían que, con cuatro amarillas, el riesgo de que viese la quinta en la semana previa al derbi, era muy elevado por algo tan manido como aquello de: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”, y la famosa Ley de Murphy.

Un ejemplo frecuentemente citado de esta tendencia a enfatizar lo negativo es que, cada vez que una rebanada de pan untada de mantequilla cae al suelo, se tiende a recordar más las veces en que cayó con el lado de la mantequilla hacia el suelo, puesto que si cayera con la mantequilla hacia arriba tendría menos consecuencias. Por lo tanto, uno tiene la impresión de que el pan siempre cae con la mantequilla hacia abajo, sin importar la verdadera probabilidad de cada ocurrencia.

Por eso, cuando el colegiado Arias López, pésimo árbitro por cierto, le mostró la tarjeta, enseguida un escalofrío recorrió el cuerpo de los seguidores blanquiazules, que se sintieron menos fuertes imaginando un Tenerife sin su súper héroe en tierras amarillas.

Pero la redacción del acta puede ayudar. “En el minuto 68 el jugador, Perez Gutierrez, Ayoze fue amonestado por el siguiente motivo: Por disputar un balón aéreo,impactando con su brazo, en la cabeza de un rival, de forma temeraria”, que visto lo visto, nada más lejos de la realidad de la jugada, lo que invita claramente al club a recurrir la tarjeta, por lo que todo no está perdido. Pero con o sin Ayoze, el CD Tenerife sale de este partido con cierto aroma a que todo lo hecho es más que suficiente, y que se le estaba exigiendo por encima de sus posibilidades. Tal vez, pero este equipo es sexto, y eso, a falta de cinco partidos, te posibilita jugar el play-off de ascenso. Es como si la cosa se hubiese ya puesto imposible.

Pero que también va con la típica manera de pensar de los blanquiazules cuando nos dan un tortazo. El derrotismo y el pesimismo embarga el ambiente a las primeras de cambio, y lo vemos todo negro. Algo que, ante grande e importante que se avecina este sábado en territorio comanche, debemos desterrar rápidamente. ¿Quién dijo miedo?