X
Tribuna>

Cordura y dignidad – Por Esther Torrado*

   

Cuando veo estas concentraciones masivas de hinchas que celebran la victoria de su equipo como si fuera “propia” y a miles y miles de personas en la calle defendiendo el orgullo de pertenecer a un país que le restringe sus derechos y libertades, que les desaloja de sus casas y sus trabajos y lo que es peor, apoyando a clubes deportivos y a jugadores que representan más a las corporaciones lucrativas que a las organizaciones deportivas colectivas, siento indignación. Si estos miles de personas salieran a la calle con igual intensidad y pasión a defender sus derechos “otro gallo cantaría”…lo que evidentemente no es el caso. Por eso somos lo que somos y representamos con mayor celeridad en el tiempo un retroceso en nuestros derechos y libertades y en nuestro bienestar social colectivo, propio de la etapa más oscura y totalitaria de nuestra historia y donde se perseguía el disenso por la razón de la fuerza y se narcotizaba el pensamiento con fútbol y desinformación. Esto me ha llevado a plantearme que quizá forma parte de nuestro ADN o de nuestra tradición como pueblo, que mientras unos luchan por el bienestar de todos (con el riesgo y esfuerzo que ello conlleva) el resto se instala en la superficialidad y en la práctica de mirar a otro lado… Gente subida en las farolas, en las señales de tráfico, bengalas, fuegos y gritos, “pero a pesar del ruido pocas nueces”: ni una palabra sobre peleas entre los anti y los pro, sobre el coste económico que suponen estos actos… Ni una noticia o comentario sobre el orden social alterado, sobre los desperfectos (que los hubo), todo aparentando una remanso de paz….con una policía amable bajando “a nuestros valientes muchachos” del mobiliario urbano, que por cierto es de todos y ha servido frecuentemente de pretexto para censurar y reprobar las frecuentes concentraciones de personas contra el sistema de recortes de servicios, derechos y libertades. Tampoco detenciones en Madrid, ni palos, estos se reservan a doquier a los/as sindicalistas, trabajadores y ciudadanos que se atrevan a discrepar del régimen. Por otra parte, viendo a los yayoflautas luchando contra los recortes en sanidad, educación y servicios sociales, la que suscribe, siente todavía más vergüenza e indignación. Nuestros mayores, hijos de la guerra, víctimas de la represión y luchadores contra un régimen totalitario, contra el hambre y la precariedad, como si no hubieran tenido bastante, ahora luchan por nuestro futuro con bastones y canas y el eslogan ¡La abstención es rendición! Orgullo de gente que no se rinde a pesar de las circunstancias y sobre todo porque no han abandonado la idea de la utopía y la posibilidad de un mundo mejor, mientras sus hijos/as y nietos/as se mantienen en la parálisis mental de la victoria ajena y la bobería… Vamos por favor un poquito de cordura y dignidad.

*PROFESORA DE SOCIOLOGÍA DE LA ULL