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¿Es el gas una opción frente al petróleo?

   

MARÍA FRESNO | Santa Cruz de Tenerife

¿Tiene el gas potencial de crecimiento en Canarias? ¿Es una opción frente al petroleo? ¿Es seguro? Aunque suene extraño, ¿está España, y Canarias, gasificada? La respuesta a todas estas preguntas siempre es la misma: el gas es seguro, menos contaminante y más barato y, aunque su introducción en Canarias no llegará nunca a los niveles de la Península, puede en gran medida ayudar al desarrollo de las renovables en el Archipiélago.

Hablar del sector del gas es extremadamente complejo. Y explicar los mecanismos de extracción, explotación y distribución aún más. Pero la crisis en el Este de Ucrania y el peligro de que uno de los principales exportadores de gas, Rusia, cierre el grifo a Europa ha puesto a este sector, por así decirlo, de moda.

Ahora todo el mundo habla del gas y de sus enormes posibilidades. En Europa, la introducción del gas ronda el 50%, en España esta cifra es del 29%, lo que deja entrever el escaso calado de este sector en el territorio peninsular, aunque su entrada en el territorio nacional se remonta a 45 años, relativamente pronto en comparación con Europa.

En cambio, las opciones son muchas, ya que, según datos de la Asociación Española del Gas (Sedigas), el 76% de las familias españolas vive en hogares con acceso al gas, pero solo el 30% lo utiliza. Desde Sedigas insisten en que se trata de un sector “emergente” y puede ser “alternativa” a las energías renovables que son “intermitentes”. El primer consumidor de gas en España es la industria. El 58,6% la utiliza en su proceso productivo para la generación térmica y eléctrica,a través de la cogeneración; el 27,7% se utiliza en el sector servicios, es decir, en instalaciones hoteleras, centros comerciales y viviendas; y el resto mediante las centrales de ciclo combinado.

La cogeneración, la fórmula más utilizada en España, reporta beneficios significativos. Según explicó Sedigas, consigue alcanzar rendimientos de hasta el 90% y ahorros importantes en energía primaria. Además no hay pérdidas en el transporte, ya que la energía se consume en el mismo lugar donde se produce y existe una mayor seguridad en el suministro eléctrico. A todo esto se une que contribuye a preservar el medio ambiente, al tratarse de una de las energías menos intensiva en carbono. Este es el panorama del gas en España que, ante una futura crisis rusa, no tendría problemas de suministro ya que casi todo el gas procede de Argelia. En Europa, el 27% procede de Rusia, con lo que algunos países, como Finlandia o Lituania, tendrían serios problemas de suministro. La opción de España ante una posible negativa de Rusia de suministrar gas es enorme. Tiene capacidad e instalaciones ya que podría distribuir el gas de Argelia.

Sin embargo, para ello necesita mejorar las interconexiones. De hecho, Europa se plantea la posibilidad de un cambio de modelo para evitar la dependencia de un solo suministrador fomentando el mercado interior (donde entraría en juego España) y mejorando las interconexiones gasísticas.

La opción de intentar extraer gas mediante la fracturación hidráulica (más conocida como fracking) por el momento está descartada en España y en Europa, sobre todo, por el miedo al impacto medioambiental. El fracking es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo.

El procedimiento consiste en la perforación de un pozo vertical en el cual, una vez alcanzada la profundidad deseada, se inyecta a presión algún material en el terreno, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo y que son típicamente menores a 1 milímetro, favoreciendo así su salida hacia el exterior. Habitualmente el material inyectado es agua con arena y productos químicos, cuya finalidad es favorecer la fisuración o incluso la disolución de la roca.

Esta técnica ha comenzado a aflorar en Estados Unidos, pasando a ser de un país importador de energía a exportador, dando mucha más competitividad a su economía. Canarias, en cambio, está a años luz de todo este sector. No hay gas natural en el Archipiélago. Solo aire propanado que utilizan algunas instalaciones turísticas.

No obstante, la idea es irlo introduciendo al mismo tiempo que las renovables. La directora general de Industria del Gobierno de Canarias, María Antonia Moreno, aclaró que el gas no está contra las renovables “sino en todo caso contra el petroleo” y explicó que la intención del Ejecutivo es dejar de quemar gasoil para generar electricidad utilizando el gas, “que es más barato y mucho menos contaminante”. Además, existe un mandato del Parlamento, en este sentido, que debemos cumplir. Moreno explicó que en Baleares, donde hay gas natural, se ha rebajado el CO2 en un 32%, el dióxido de azufre el 100%, el óxido de nitrógeno, el 50% y las partículas en el aire el 100%. Para la introducción del gas lo que hace falta es la construcción de las dos regasificadoras (una en Tenerife y otra en Las Palmas). Moreno dejó bien claro que el gas es la mejor solución en sustitución del petróleo.

Son muchas las voces que no ven descabellado que la Refinería de CEPSA, dados los problemas que tiene, no solo medioambientales, como de producción (permanece varios meses parada) se dedique al sector del gas. Una de las opciones en Canarias para la utilización del gas, no es tanto para viviendas, como para las industrias o los establecimientos hoteleros y administraciones públicas que, además, están obligadas a reducir su gasto energético, según una directiva europea.

Para el gerente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de la Provincia (Ashotel), Juan Pablo González, toda medida que suponga un ahorro de costes para el hotelero “será bienvenida”. “Si en lugar de tener un depósito soterrado, como tienen algunos hoteles, el gas puede distribuirse a través de tubos, mucho mejor”.

Así las cosas parece que la implantación del gas solo tiene ventajas: es más barato, se reduce entre un 30% y un 50% la factura de la luz, según fuentes de Sedigas; es la energía convencional menos contaminante; y supone una alternativa a la entrada de las renovables, teniendo en cuenta que éstas pueden no funcionar las 24 horas (puede no haber viento). No existe letra pequeña en el contrato del gas. Sedigas asegura que se trata de una energía “completamente segura y que no se interrumpe” y que si se cumplen los criterios de revisión, no tiene porque ocurrir nada. Así que ¿se presenta el gas como una opción al petróleo en las Islas? ¿Ayudará a la entrada de las renovables?

Autogás, el carburante alternativo más usado en el mundo

Otra de las vías de entrada del gas en Canarias es a través del autogás, término usado para referirse al GLP (Gases Licuados del Petróleo) utilizado como carburante de automoción. GLP es una denominación genérica que incluye el propano y el butano, dos gases de origen natural que se convierten fácilmente en líquido mediante la aplicación de una presión moderada. Los vehículos que funcionan con este tipo de combustible pueden utilizar tanto el citado autogás (gas propano) como gasolina para alimentar el motor. En las Islas, es DISA quien ha iniciado esta fórmula con una gasolinera que ya suministra autogás. Miguel Benarroch, director del Área de Gas de DISA, explicó que el uso de autogás permite alcanzar, en la actualidad, niveles de emisiones contaminantes muy reducidas (CO2, 15% menos respecto a la gasolina). Otra de las ventajas es su bajo coste. “Actualmente el litro de autogás cuesta la mitad que la gasolina o el gasoil”.

Además, señaló el vehículo podrá utilizar tanto autogás como gasolina, manteniendo los dos depósitos de carburante y aumentando con ello la autonomía. Por otro lado, su utilización alarga la vida del motor al ser un compuesto sin carbonilla, y se reduce sensiblemente el coste de mantenimiento del vehículo. En este momento circulan en el mundo 14 millones de vehículos alimentados por autogás. En Europa son 7 millones que cuentan con 33.000 estaciones de servicio. “Esto significa que el autogás es el carburante alternativo más usado en el mundo”. En cuanto a su seguridad, Benarroch aseguró que hay informes como el de RACE que dice que la seguridad ante ciertos impactos (traseros) “es mayor que en los vehículos convencionales de gasolina”.