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La gripe, principal amenaza para la salud pública en el Archipiélago

   
vacunacion contra la gripe

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JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Hace cuatro años, una mujer de Huesca se convertía en el primer caso en España de malaria autóctona desde hacía medio siglo. Una vez diagnosticado, su caso quedó registrado por los servicios de vigilancia epidemiológica del Ministerio. Podría ser un hallazgo poco significativo, como al final resultó ser, o indicar el cambio de tendencia de una enfermedad infecciosa que en España quedó erradicada en 1964. La Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica actúa como una especie de detective de las patologías infecciosas, a la caza de nuevos y exóticos patógenos como la malaria y viejos conocidos como la gripe.

Los servicios de vigilancia actúan como un termómetro para conocer la evolución de estas enfermedades infecciosas, pero solo anotan las consideradas de declaración obligatoria, aquéllas que pueden tener consecuencias para la salud pública. España, en la actualidad, reconoce 36 infecciones, un número insuficiente en un mundo globalizado en el que virus, parásitos y bacterias viajan en avión.
En Canarias, según datos aportados por la Dirección General de Salud Pública, la principal amenaza continúa siendo la gripe, muy por delante de otras igual de comunes como el tétanos, la varicela, el sarampión, la sífilis o la tuberculosis. En concreto, según las mismas fuentes, en 2013 se notificaron un total de 65.921 casos del virus de la gripe, un 10% que los contabilizados el año anterior. Mención aparte están los procesos diarreicos de tipo ambiental, alimentario o vírico, de los que se notificaron a Salud Pública 70.308 casos.

En la orilla opuesta, de patologías como el botulismo, brucelosis, cólera, difteria, fiebre amarilla, fiebre tifoidea y paratifoidea, lepra, peste, poliomielitis, rabia, rubeola, sífilis congénita, tétanos neonatal, tifus exantemático y la triquinosis no se notificó ningún caso en el Archipiélago en 2013.

Según explican desde Sanidad, las Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO) o Enfermedades de Notificación Obligatoria son aquellas transmisibles que los médicos están obligados a notificar al centro de salud pública correspondiente por ser de especial importancia para la comunidad. Esta notificación que efectúan todos los facultativos es diferente a la efectuada por la Red de Médicos Centinela, que recogen datos más exhaustivos de procesos en especial vigilancia epidemiológica. Por ejemplo, en una gripe estacional, así como en las episódicas por nuevos virus Influenza A cuando la epidemia está ya extendida, en la EDO únicamente se recoge el número de casos semanales sintomáticamente posibles, mientras que el médico centinela recoge más datos epidemiológicos y muestras para analizar las características del propio virus y de esta forma confirmar el caso, con lo que vigila la evolución de la epidemia y posibles mutaciones virales.

Cada estado establece su propio listado de vigilancia epidemiológica. En todo caso, se incluyen siempre las enfermedades graves transmisibles de vigilancia internacional, establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para reforzar la vigilancia, Sanidad ha elaborado una nueva lista que incorpora 26 patologías al actual listado EDO. La decisión se tomó con las comunidades en en un Consejo Interterritorial de Salud celebrado en julio del año pasado, y entró en vigor en enero.

Dicho listado pasa por tanto de 34 a 60, e incluye enfermedades tan conocidas como la hepatitis C, el herpes zóster, la toxoplamasmosis o la viruela. Esta última, erradicada desde 1978, no estaba en la lista porque no se consideraba un riesgo. España la incluye ahora para adaptarse al reglamento sanitario internacional, que todavía la sigue considerando una amenaza. No en vano, la viruela ha matado a más personas que el resto de enfermedades infecciosas juntas y la vacunación detuvo su diseminación hace ya tres décadas. Ahora se guardan restos del virus en laboratorios de alta seguridad para poder volver a fabricar vacunas. Se teme que pueda haber un contagio accidental o que caiga en manos de bioterroristas.