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Marea naranja en Santa Clara

   
Directiva de Tripulación de Sueños. / DA

Directiva de Tripulación de Sueños. / DA

ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

Ilusión, ganas, fuerza, emoción, unión, voluntad, fortaleza, apoyo, grandeza, sueños… En el barrio de Santa Clara, en el distrito de Ofra de la capital tinerfeña, un grupo de jóvenes y mayores ha conseguido, con el acopio casi perfecto de todas esas bondades humanas, dar a luz algo que para ellos, y para muchos del lugar, es, sin duda, maravilloso: un grupo de baile (marea naranja) que cuenta con 50 niños. 50 niños de Santa Clara, nada más y nada menos. Todo un logro; todo un lujo.

Ese proyecto vital, que surge desde la recién creada Asociación Sociocultural y Deportiva Tripulación de Sueños, nacida en marzo pasado como entidad sin ánimo de lucro (una ONG, para entendernos), lo lidera el animoso Besay Marrero, un chico del barrio (de 20 años) al que apasiona el baile, “de siempre, desde niño”, y que tiene claro que hay que tirar para adelante sea como sea.
Marrero, que es buen estudiante de Formación Profesional en el cercano IES Virgen de la Candelaria, está con esta iniciativa social, sobre todo social, como un niño menudo delante de sus regalos sin abrir del día de Reyes. No es para menos, y además lo mismo se aprecia en el resto de integrantes de la junta directiva de la citada ONG, todos gente de Santa Clara, con Nazaret Betancor de vicepresidenta; Jorge Fernández, de tesorero, y María del Carmen Rodríguez de secretaria, a los que se unen las vocales Rosario Sánchez, Sara Díaz e Inocencia Almeida.
La actividad principal de esta asociación, el motor de los que están en tan loable iniciativa, es el grupo de baile, una formación que cuenta con 50 niños del barrio y que se ha convertido en la preocupación máxima de la dirección de la ONG. Junto a todos esos pequeños, con algunos de 3 años de edad, que son los más jóvenes, se encuentran al menos cuatro adultos. Todos, con esperanza y ganas de superación, confluyen, convergen y sintonizan en la fórmula Tripulación de Sueños.

La nueva entidad social con la que ahora cuenta el barrio de Santa Clara tiene un origen sencillo que el mismo presidente, Besay Marrero, resume de la siguiente manera: “A los niños del barrio les gustaba bailar…”. Y añade: “Todo parte de un baile que realizamos hace dos años por las fiestas del barrio, en la gala de elección de la reina. Fue un 11 de agosto”, recuerda con orgullo.
Ese día, el de la presentación ante la gente del barrio, Besay Marrero y otros de los que ahora están con él comprendieron que la generación del grupo de baile con niños era posible, y así mismo fue. Y ello gracias a que los niños están más contentos que unas pascuas, los de Santa Clara y los otros que acuden a los ensayos desde barrios cercanos de Ofra; y a que, y esto sí que es muy, muy importante, los padres se han volcado con la iniciativa; los padres, los componentes del grupo, los integrantes de la directiva y los gestores de la asociación de vecinos Mortes Afonso, que ha cedido el lugar de ensayo, que apoya y apoya en todo lo que puede a Tripulación de Sueños y que tiene muy claro que este proyecto de baile es su propio proyecto. De esto no hay duda en el barrio.
Pese a la juventud de Tripulación de Sueños, ya ha sido posible su estreno ante el público en el barrio de Las Moraditas, donde representaron varias coreografías preparadas al mando de Besay Marrero. Tras esta exhibición, que salió como anillo al dedo, ya acumulan otras peticiones de varias asociaciones de vecinos y de comisiones de fiestas en algunos barrios cercanos.
El proyecto va bien, y entre los que integran la junta directiva no hay quejas; no hay quien ponga peros. Este grupo se ha aliado con la máxima de los mosqueteros: “Todos para uno y uno para todos”, y basta con acercarse a su lugar de ensayo para comprobar que así mismo es.

Por ahora, los ensayos con esos 50 niños son los lunes, miércoles y viernes. Estos días simulan jornadas de fiesta para los pequeños y jóvenes que integran la formación de baile, que cuenta, y así lo subraya Marrero, con dos estupendas ayudantes. Se trata de las chicas Nayra Hernández y Yubizay Hernández, que colaboran en la definición y el ensayo de las coreografías.
Por ahora, todo bien, que esta gente no se queja y les basta con lo que ya tienen: apoyo de niños, de jóvenes y de padres, y mucha fuerza e ilusión. Esto está claro, pero también es evidente que todo iría mucho mejor si las pocas cosas que piden se resolvieran con extrema urgencia. Son las pequeñas colaboraciones a que se ha comprometido el Ayuntamiento de Santa Cruz, en cuya institución el concejal de referencia es el nacionalista Dámaso Arteaga (del distrito de Ofra). Arteaga ya sabe que quieren más monitores y profesores para actividades de ocio y deportivas, una demanda en la que insisten cada vez que tienen oportunidad. Son actividades que ellos desean añadir a las existentes los martes y los jueves, cuando han programado juegos y actividades infantiles con manualidades, más las clases de pilates de lunes, miércoles y viernes. Algo es algo, recalcan con orgullo. Al Ayuntamiento de Santa Cruz se le ha solicitado arreglos estructurales en la sede de la asociación de vecinos (urgente, los baños), donde ellos ensayan, y a las instituciones públicas en general se les reclama un apoyo que se puede calificar de insignificante por su escaso coste: ayuda para poder asistir a los lugares de actuación en transporte público y colectivo, en guagua. Esto es lo que piensa, por ejemplo, María del Carmen Rodríguez, algo en lo que todos asienten. A ello, y ya sería lo máximo, se podría añadir lo siguiente: espejos, algo tan básico para el aprendizaje del baile, y un pavimento sobre el que menearse que sea más adecuado. O sea, nada de nada. Por ahora, esperan.

Tras la puesta en escena de Las Moraditas, la primera de la que seguro será una larga historia, se preparan con ahínco para entusiasmar en la actuación próxima de García Escámez, en actos del Día de Canarias y en un encuentro de juventud previsto en el IES César Manrique. A estas citas seguirán muchas representaciones en barrios y más barrios de la ciudad, y en lugares cercanos a Santa Cruz, y así hasta los carnavales, una cita muy esperada por todos. En Santa Clara algo relevante ha ocurrido, algo sencillo pero casi mágico. Y es que resulta emocionante que todas las caras se iluminen en torno a un grupo que ha conseguido lo que a algunos parecía imposible: reunir a 50 niños y jóvenes con el imán del baile y tener satisfechos a padres y madres. Como señala con orgullo la secretaria de la asociación Tripulación de Sueños: “Todo el mundo está muy contento en el barrio”. Es de lo que se trata.