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La Santa Demolición – Por Ramiro Cuende Tascón

   

Estos de la Santa Demolición que se han instalado en Tenerife, nunca mejor dicho, claman al cielo. Caben en un taxi, pero llegan a aburrir con el tedioso husmeo que practican. Son parecidos a los Sabuesos de Jodei ¿Si nacen con el PGO santacrucero? No se sabe. ¿De qué comen o de quién? Tampoco. ¿Quién y dónde los adiestran? Ni idea. ¿Cuándo surge el Sabueso Tinerfeño, cómo tal? Es difícil no pecar de ignorancia. Decir que llegaron de las tierras de Tineo, es posible. Lo que está claro es que se parecen a la descripción que hizo de Alfonso XI: “las orejas no muy largas, pero sí colgadas con naturalidad junto a la cabeza. Los ojos tristes, el cuello ni corto, ni largo, pecho enjuto, brazos no muy largos, cuartillas pequeñas, manos redondas y apodencadas, el cuerpo ni grande ni chico. La sabuesa con cabeza aculebrada y ojos mayores, las orejas más delicadas, similar en todo al sabueso, excepto el pecho, las caderas más anchas y curvas, la cola no tan gruesa. Son fáciles de distinguir por su negra vestimenta. Nacen del rencor, del desconsuelo- y del deseo de Jodei. Y, qué decir del cura de Jaén, el de Canena, que se cubrió de gloria con el sermón para la muchachada de su pueblo. Pedro Ruiz, durante la homilía de la misa del domingo, con la iglesia repleta por celebrarse las primeras comuniones, arengó con la siguiente soflama: “Antes, hace tres décadas, a lo mejor un hombre se cargaba y llegaba a su casa y le pegaba a la mujer, pero no la mataba como hoy ¿Por qué? Porque antes había un sentido moral, unos principios cristianos y unos valores que hoy no hay. Antes, un hombre, aunque se emborrachara, sabía que había un quinto mandamiento que decía no matarás”, dijo el cura. Más tarde, se explicó: “Mi pretensión era arremeter contra lo que me parece un exceso de “relativismo moral” ¡No sé que le diga! Atribuyen a Camilo José Cela en su etapa de senador de designación real, un suceso inolvidable. Se quedó dormido en una de las sesiones de la Cámara Alta y fue reprendido: -Sr. Cela, está usted dormido. A lo que el aludido respondió rápidamente: -No, señor, no estoy dormido; sólo estoy durmiendo.-¿Acaso no es lo mismo?, le respondió el Presidente. -¡Claro que no es lo mismo!, porque no es igual estar dormido que estar durmiendo, como tampoco es lo mismo estar jodido que estar jodiendo. ¿Cómo se puede disfrutar estando jodido y husmeando eternamente por las esquinas? Se extinguirán de tedio e incompetencia. Inexplicable, mejor estarían haciendo algo.