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La tertulia de Othoniel – Por Agustín M. González

   

Lo frecuente es que una persona se enamore de otra, pero a veces pasa que el flechazo nos lo produce un lugar, una ciudad. Es lo que le ocurrió al pianista cubano Othoniel Rodríguez hace veinte años cuando llegó a la Isla: se enamoró de La Laguna. Las calles rectas, largas y llanas de Aguere, con sus fachadas elegantes y sus monumentos históricos, le recordaban a La Habana, y también su animado ambiente cultural y cosmopolita, con esa mezcla de urbe vieja y campus universitario que la hace más diversa y palpitante. El idilio entre el músico de San Antonio de los Baños, especialista devoto del mítico Lecuona, y la Ciudad de los Adelantados, ha proporcionado a lo largo de estas dos décadas inolvidables encuentros periódicos que han hecho las delicias de un público cada vez más numeroso y fiel. Uno de esos acontecimientos nacidos de esta relación platónica entre el músico y su ciudad adoptiva, es el Ciclo Patrimonio Fusión, un proyecto que, de la mano de la concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de La Laguna, se ha consolidado en el calendario anual de actividades y ha permitido a Othoniel Rodríguez recrear las tradicionales tertulias culturales habaneras, donde la música se mezcla con el teatro, la danza, la pintura, la poesía, la improvisación, el humor…

Mañana sábado se cumplen dos años de este ciclo Patrimonio Fusión y otra vez el antiguo convento de Santo Domingo será el escenario de un nuevo encuentro con Othoniel y sus amigos, una forma fresca y diferente de hacer cultura en la que se mezcla lo culto con lo popular. De paso, nos descubre y refuerza los múltiples vínculos que unen a los pueblos de las dos orillas, vínculos históricos, culturales y de sangre. El piano y las manos de Othoniel, gran embajador de la cubanía y perfecto anfitrión, unen en un abrazo a San Cristóbal de La Habana y a San Cristóbal de La Laguna, dos ciudades Patrimonio de la Humanidad que a pesar de su corazones añejos -o quizás, gracias a ello-, derrochan vitalidad, creatividad y hospitalidad, como las sabrosas veladas artísticas que nos regala Othoniel Rodríguez en cada una de sus tertulias. Maestro, feliz segundo aniversario de Patrimonio Fusión. Que dure muchos años. Gracias por venir. Y gracias por quedarte.