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Apocalípticos y cansados – Por Francisco Pomares

   

La clasificación de comportamientos sociales de Umberto Eco en apocalípticos e integrados, parece haber sido superada por estos años de crisis. La sociedad española se divide ahora entre los apocalípticos de siempre y los cansados. El cansancio lo contamina todo: puede ser definido como apatía, desesperanza, aburrimiento e incluso desafección, aportación de Paulino Rivero al diccionario político de moda. Pero al final, todo se resume en hartura y desencanto.

Pueden hacerse todo tipo de interpretaciones sobre las razones del rey para abdicar. Aunque a estas alturas sabemos ya que la decisión se tomó hace meses y fue comunicada mucho antes de las elecciones europeas al presidente del Gobierno y al líder de la oposición. Si tuvo algo que ver con la radiografía del estado del país que fueron los resultados electorales, será porque el rey intuyo ese estado de cabrero y abulia que hoy nos define.

En ese sentido, la abdicación del rey se me antoja un símbolo más del cansancio de las instituciones. Después de siete años de crisis, todo en España parece agotado: con uno de cuatro españoles en edad de trabajar sin empleo y sin futuro, es imposible que esta sociedad no se sienta exhausta y desilusionada. Y con ella sus instituciones, sus partidos, sus administraciones y sus sociedades colombófilas. Aquí está cansado todo el mundo, y yo también. La abdicación del rey responde, a mi juicio, a esa lógica humana del agotamiento y la percepción de que uno no da para más. Sacudido por escándalos artificiales y por golferías familiares, el rey se jubila y dejar a otro con más ganas y más fuerzas en su sitio. Esa es la verdadera historia.

Y debiera ser algo normal, como lo ha sido en Bélgica y Holanda, pero la España de las grandes apuestas sin sentido todo es diferente. Es diferente la forma en que se anuncia la decisión real, con una peliculera y muy estudiada entrada de Rajoy en escena, usurpando el protagonismo del otro. Y con una parte de la sociedad española reclamando mudanzas en las plazas de todas las grandes ciudades de España. Los cansados son cada vez más, pero los apocalípticos también. Es posible que muchos sean hoy ambas cosas. Pero vivimos un tiempo de tribulaciones: muy mal momento para aventuras.

Los que más ruido hacen en este país siempre han sentido una enorme atracción por el vértigo, el insulto y los grandes cambios definitivos. No es extraño que los demás estemos todos tan cansados…