De un tiempo a esta parte la energía se ha ido convirtiendo en el tema estrella de la sociedad. Sobre todo después de conocida la importancia de las renovables en sustitución, lenta pero segura, del carbón, del gas y del petróleo como combustibles, todos ellos recursos fósiles. Es lo que está marcando la evolución de la revolución. Con la Ilustración se consiguió el esplendor de las máquinas de vapor gracias al carbón, y con la Tercera Revolución Industrial el auge del gas y del petróleo para diversas aplicaciones, como la generación de la electricidad y sus derivadas, y como combustibles para el transporte, entre otras. Canarias quedó al margen de estos avances energéticos aunque en el siglo de la Ilustración fue capaz de generar unos de los prohombres de la ingeniería europea, con la figura de Agustín de Betancourt como referente de la máquina de vapor diseñada en Inglaterra. No obstante a finales del siglo XIX comenzó a estrenar las energías renovables hidroeléctricas mediante saltos de agua en las islas de La Palma y Tenerife que sirvieron de fuerza motriz para generar electricidad en las plantas de El Electrón (Santa Cruz de La Palma) y Hacienda Perdida (La Orotava), respectivamente. Ya entrado el siglo XX el Archipiélago conoció la aplicación del viento Eolo en algunas islas del archipiélago, así como del sol Magec en los sures isleños. Pronto veremos funcionando La Gorona, el Garoé del siglo XXI. Lamentablemente las normas estatales españolas en materia eléctrica no han servido para consolidar las potencialidades energéticas de Canarias derivadas de su latitud (sol) y longitud (vientos), a pesar de las directivas comunitarias europeas de eficiencia energética y fomento de las renovables y, sobre todo, de los Tratados comunitarios que definieron y reconocieron a las Islas como Región Ultraperiférica (RUP) de la Unión Europea, entre otras razones, por su insularidad y alta dependencia del exterior en materia energética. Ello permitió para las RUP la modulación de las políticas comunitarias. Cuando se revisa el mapa energético de nuestro “entorno geográfico” nos encontramos a Canarias en el vértice de una “estrella marina” que la une hacia el sur con África Ecuatorial, con Guinea y Nigeria; hacia el norte de Europa, con Rusia, la capital del oro negro, y hacia el suroeste con Venezuela, la madre del gas, la abuela del petróleo. Quizás por estas consideraciones la empresa Repsol, gasística y petrolera, se ha empeñado a pesar del Impacto Ambiental, en buscar petróleo en las aguas canarias de España, frente a las costas de Lanzarote y Fueterventura, donde ya existe un “petróleo blanco” que es el turismo. Supongo que el Gobierno español y la plana mayor repsolera habrán analizado las manifestaciones ciudadanas del 8-J en las capitales de Canarias, epicentro energético, clamor renovable.