X
tribuna >

Educación frente a la violencia – Por Carlos Alonso Rodríguez

   

No sé a ustedes, pero a mí me causó una profunda vergüenza e indignación el espectáculo que unos cientos de jóvenes inconscientes protagonizaron en el terreno de juego donde la UD Las Palmas se jugaba la posibilidad de ascender a la primera división de la liga española. De todas las maneras de caer derrotado esa fue, probablemente, la más dolorosa. Y delante de la audiencia de toda España, además, se ofreció una imagen terrible, degradante y bochornosa de lo que no es la afición y la juventud de Canarias. Como cada vez que ocurre algo malo, inmediatamente comenzaron las declaraciones de todos para quitarse las responsabilidades de encima y echarlas en los hombros ajenos. Hay una vieja frase que dice que el éxito tiene mil padres, pero el fracaso es un hijo de padre desconocido.

El triunfo genera adhesiones inquebrantables, entusiasmo, euforia, alegría… La derrota, en cambio, produce tristeza, sensación de soledad, de rechazo de disgusto… Aunque está claro que los culpables son los violentos que se cargaron el final del partido, hay que buscar las causas remotas de una enfermedad que nos está corroyendo especialmente en las zonas más densamente pobladas de los cinturones urbanos. No vale decir que está pasando algo. ¿Qué podemos hacer para evitar que pase? Los clubes de fútbol alimentan el fanatismo y el comportamiento excesivo de buena parte de sus hinchadas. La Delegación de Gobierno no previó que pudieran originarse este tipo de incidentes. La seguridad en el estadio era insuficiente. Se cometió un error abriendo las puertas del campo y dejando entrar a los jóvenes que causaron los incidentes… Hay tantas explicaciones como se quieran. Y probablemente en todas ellas hay una buena parte de razón. Pero las causas de la derrota deportiva son unas (entre ellas y la más importante que el equipo contrario, el Córdoba, marcó un gol) y las causas de la otra derrota, la de una sociedad que fracasa en formar a sus jóvenes, son otras. Y, si me permiten decirlo, mucho más importantes. Estamos hablando de educación. Ni más ni menos. Del acceso a una educación suficiente. De la convivencia en centros docentes donde se respire la excelencia y la cualificación profesional. El Cabildo de Tenerife destinó entre el año pasado y este dos millones de euros para becar a jóvenes estudiantes tinerfeños en diferentes modalidades (posgrado, grado, escuelas universitarias, educación especial, estudios artísticos, movilidad en FP…). El Cabildo es una de las administraciones que más apuesta por la educación y la formación de nuestros jóvenes. Nos comprometimos en becas de inmersión lingüística para estudiantes de ESO, porque entendemos que los idiomas (especialmente el dominio del inglés) pueden ser un complemento determinante para conseguir trabajo en el futuro. Fomentamos las prácticas de nuestros estudiantes de bachillerato y FP en el Cabildo y hemos creado líneas de becas para realizar prácticas en el extranjero. Hemos dejado crecer aglomeraciones urbanas como cinturones de pobreza en los extrarradios de las zonas metropolitanas. Hemos permitido que cientos de jóvenes hayan abandonado sus estudios sin alcanzar ningún nivel de formación para salir a un mercado de trabajo que no tiene nada para ellos, ni ahora ni posiblemente nunca. Hogares desestructurados, familias sin trabajo y sin ingresos, jóvenes sin educación y sin esperanzas de conseguir un buen trabajo para el que no están cualificados… ¿de qué nos sorprendemos? Todo eso no legitima la violencia, porque la violencia no tiene ningún tipo de legitimidad. Pero la explica. Explica la enfermedad que padecen las grandes áreas metropolitanas especialmente entre sus jóvenes. Por eso este Cabildo está empeñado en favorecer la educación también en el deporte. Trabajamos en la actualidad con la Federación Tinerfeña de Fútbol a través del proyecto Buen Rollito que se desarrolla en los clubes de fútbol base y al mismo tiempo con la Federación Insular de Baloncesto de Tenerife, la Asociación Canaria de Gestores Deportivos y la Fundación Canaria de Baloncesto de Tenerife con el proyecto DAR (Diversión, Amistad, Respeto), cuyo lema es Educando para la vida desde el baloncesto. En esta misma línea, la Asociación de la Prensa Deportiva de Tenerife (APDT) creó este año, a petición del Cabildo, el premio Tenerife Juega Limpio. Esta es nuestra batalla para erradicar los comportamientos violentos, el racismo y la intolerancia en el deporte y más concretamente en las categorías de base. Fruto de esa preocupación, se han incluido cláusulas en los convenios con las diferentes federaciones deportivas y se han realizado diversas iniciativas para fomentar el juego limpio. En esta línea nace el premio Tenerife Juega Limpio con el que los periodistas y la Corporación insular queremos reconocer la labor de colectivos o personas que trabajan para fomentar el compañerismo, la deportividad y la solidaridad en el deporte. Nosotros creemos que el mal sólo se puede combatir con formación, con cultura, con educación. Y después con prosperidad y trabajo. Tenemos que actuar, sin dejar pasar mucho tiempo, para evitar que ese espectáculo terrible que vimos en el campo de la UD Las Palmas pueda repetirse, corregido y aumentado. Para erradicar la violencia de nuestra sociedad como la lepra que es. Y para que Canarias no se ofrezca al resto del mundo como un escenario de bárbaros descerebrados. Esos no son los jóvenes que Canarias necesita. Ni los ciudadanos del mañana.