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Formas de hacerlo – Por Román Delgado

   

Aquel día nada fresco le apetecía acercarse a la sombra de las ramas de los árboles más frondosos. Así le parecía al bueno de Dolorido, que no dudó en hacerlo, solo, o mejor, acompañado por los astros que ya asomaban tras el cierre de persianas que frenan el imperio de la Luna. En el bosque, y por supuesto que no se trataba de un bosque (¿qué rara ciudad hoy lo alberga?), Dolorido espantó numerosos perenquenes y aves nocturnas. Como era habitual en su sinfonía de rutina y como además la edad aún le daba para seguir tal práctica, atracó en el viejo banco destartalado y sin pintura que miraba a la ceiba, y ahí, ahí mismo, con la sombra que produce el satélite mayor, se puso a divagar, que, por cierto, era una de sus virtudes: hablar y hablar gracias a la dictadura de quedarse sin frenos. Dolorido había puesto su pompis, que era un cursi, sobre las tablas paralelas del asiento en torno a las nueve de la noche, y de ahí no despegó su peso hasta entrada la madrugada, justo cuando lo obligaron tras tener la mala suerte de que una pareja de enamorados con ganas desenfrenadas de follar se metiera en el amago de bosque, que aquel no era verdadero, y se diera de bruces con el bueno de Dolorido. ¡Para qué fue aquello! La pareja o dúo de necesitados iba hasta arriba de todo, lo que incluye el queso de ambos, y quizá por esto, agudizado por el componente lácteo, no pudo concentrarse lo suficiente para alcanzar el clímax, el éxtasis pleno. Esa decepción motivó la llamada al 092, pero antes de descolgar el teléfono, que ahora se hace de manera peculiar, Dolorido no paraba de hablar, de dialogar, de ejercitar su monólogo, de enamorarse y de querer hallar respuesta a sus deseos desde la ceiba roncosa. Lo que hay que ver en el bosque, en lo más parecido a bosque en el centro de la ciudad.

-Hoy no estoy como otros días. Me hallo hecho una mierda, aunque… El fútbol me ha dejado sin ánimos para algunas cosas, y pensar que ellos ahora se van a reposar en pelotas en cubiertas de yates. ¿Cómo te sientes tras lo de La Roja? Decepción, ¿no?

-No dices nada… Te entiendo… A casi todos los seguidores nos ha dejado mudos… Ya veo que prefieres no hablar. Lo entiendo… Todos estamos deprimidos por la mierda de fútbol de La Roja, que han llegado fundidos y, en vez de correr, lo que hacían era pasearse. Y así no se gana.

-Y luego Rubalcaba. ¿Has visto lo de Rubalcaba? … el calvo del PSOE. Que qué pasó… Mira que andas despistado. Pues que se va a dar clase a la universidad, que abandona a tres segundos de poder jubilarse. ¿Tampoco te suena? Joder, chico…

-Lo siento, pero no espero más. Quiero hacerlo como siempre y ya no sé cómo convencerte. Deseo placer y voy para dentro… Lamento tal agonía, pero ya han pasado varias horas.

Este mismo desespero, servido en voz alta y escuchado con todas sus letras por la pareja con apetito de multiorgasmo, fue definitivo para marcar el 092. De lo posterior, mejor no hablar, que no dejó de ser vulgar e irrelevante: pura y graciosa locura.

@gromandelgadog