El ejército y las milicias chií desfilaron por las calles de Bagdad. / REUTERS
EUROPA PRESS | Madrid / Nueva York
Más de 20.000 combatientes del Ejército del Mahdi, las milicias del clérigo chií Muqtada al Sadr, marcharon este sábado por las calles de Bagdad armados hasta los dientes -algunos de ellos con chalecos explosivos- para demostrar su compromiso de luchar hasta la muerte contra las milicias del Estado Islámico de Irak y Siria, la guerrilla suní que avanza hacia la capital. El Ejército del Mahdi protagonizó, durante la primavera de 2004, algunos de los enfrentamientos más intensos de la guerra de Irak. La de ayer fur su primera gran manifestación pública desde la salida de las tropas estadounidenses a finales de 2011.
A los gritos de “¡Uno, dos, tres, Mahdi!”, los guerrilleros solicitaron a su líder que les permitiera marchar a la batalla contra la organización suní. “El ISIS no puede ni mover un dedo contra nosotros”, declaró uno de los asistentes, Said Mustafá, al volante de un camión cargado con cohetes caseros. “Si Muqtada da la orden, acabaremos con ellos en dos días”, añadió en declaraciones recogidas por el diario New York Times’.
A la marcha del Mahdi se sumaron otras protestas en las ciudades de Nayaf y Basora, hasta conformar en su conjunto la mayor concentración pública paramilitar vista en meses en el país, en el marco de una movilización generalizada en los bastiones chiíes del país, alimentada por el llamamiento emitido por el clérigo chií más prominente del país, Alí al Sistani.
Presencia de EE.UU.
Mientras, el Ejército estadounidense está convencido de que los asesores que ayuden a las fuerzas iraquíes contra las milicias del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) contarán con la protección legal necesaria frente a cualquier acto que les convirtiera en susceptibles de comparecer como acusados ante un tribunal iraquí, según informó el secretario de prensa del Departamento de Defensa, almirante John Kirby.
La protección legal de los soldados estadounidenses ha sido un tema de permanente fricción en sus operaciones militares en el extranjero, principalmente en Afganistán, donde Estados Unidos y el Gobierno afgano por las numerosas víctimas civiles que, como denuncian numerosas ONG y el propio Ejecutivo de Kabul, han muerto en bombardeos estadounidenses o en operaciones contra poblados afganos.
En el caso de Irak, el almirante Kirby precisó que la misión de asistencia contra el ISIS “se ha realizado a petición del Gobierno iraquí y tras consulta previa con el mismo”, si bien ha reconocido que no se ha renovado el acuerdo que regulaba la presencia de las tropas de EE.UU. en Irak, que terminó hace casi tres años, porque “no es necesario en esta clase de misiones”.
“Como hacemos en el resto del mundo, nos aseguraremos de que nuestros soldados tendrán las apropiadas salvaguardias legales”, declaró Kirby, que en ningún momento quiso hablar de inmunidad para los soldados – “me parece una forma muy injusta de describirlo”, aseguró-. “Se trata de medidas de protección legal para que puedan trabajar como necesitan. Y les garantizo que contarán con esas protecciones”, sentenció. El llamado Acuerdo de Regulación de Estatus de las Fuerzas (SOFA, por sus siglas en inglés) establece los derechos y privilegios operativos de los soldados norteamericanos en el exterior. En el caso de Irak, el acuerdo expiró el 31 de diciembre de 2011, coincidiendo con la retirada de los militares estadounidenses.