¿Monarquía o república? – Por Juan Henríquez

Hace tiempo que dejé de pensar en el que dirán; ocurrió aquel día que me declaré socialista, ateo, republicano, ciudadano universal y librepensador. Por eso le digo a usted, a ti, mi querido lector, que tal y como lo pienso, lo escribo. No me andaré con rodeos, lo diré alto y claro: paso del debate entre monarquía y república. Aquel consenso logrado tras la muerte del dictador aceptando una monarquía parlamentaria, fue lo que nos permitió a los ciudadanos recuperar la libertad y la democracia.

Reconozco que tras 36 años de vigencia de la Constitución del 78, hay motivos más que suficientes para someterla a una profunda reforma, en la idea de mejorar el sistema democrático-institucional, incluyendo, el nuevo rol que deberíamos otorgar al Jefe del Estado, al futuro rey Felipe VI, quien a su vez, entre sus diversas funciones, tendrá la prioritaria tarea de impulsar la reforma constitucional de la que hablamos.

Verdad es que en los últimos años la monarquía no ha estado a la altura de las circunstancias; demasiados escándalos de querindangas y actos perversos de don Juan Carlos, incluyendo la corrupción destapada en la familia real, que, por otra parte, pienso que ha sido la espoleta que ha desencadenado en la abdicación, apostando por una clara renovación del sistema, en la convicción de que su hijo Felipe aporta savia joven y compromiso social.

Por otra parte, nadie puede comprometerse a que la república sea la panacea para revertir los problemas de paro, miseria, corrupción y bienestar social. Pongamos el caso de Inglaterra, en la que los ciudadanos respetan y apoyan la monarquía parlamentaria, y sin embargo, nadie duda de la libertad y democracia que disfrutan los ingleses.

Diré algo, que perteneciendo al ámbito privado, no tengo problema para hacerlo público. En las pasadas elecciones europeas voté a Podemos, y es por eso que me permito enviarles un mensaje: el objetivo no es monarquía o república, es reforma constitucional, ya. ¡A por ellos!