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Noche de ‘guerra’ y espectáculo

   
Sandro alcanza con su derecha el rostro de Hamid Ait Bighard. / gerard zenou

Sandro alcanza con su derecha el rostro de Hamid Ait Bighard. / gerard zenou

JUAN S. SÁNCHEZ | Santa Cruz de Tenerife

Buenos combates, buen tiempo y buena ubicación. La velada que organizó la Escuela de Boxeo de Arona, que dirige Manuel Povedano, fue un éxito rotundo en todos los aspectos. Al aire libre, en un cuadrilátero situado en el aparcamiento de La Pepa Food Market, en Los Cristianos, los numerosos asistentes disfrutaron del espectáculo que se vio en el ring y de la importante cantidad de ofertas gastronómicas que ofrecía el lugar.

Si socialmente la velada fue un acierto, deportivamente lo multiplicó. Hubo guerra en el cuadrilátero, como era de esperar estando un fajador como Sandro Domínguez por medio. El boxeador adejero sumó un brillante triunfo en su tercera comparecencia profesional. Lo hizo por decisión unánime de los jueces en un duro combate frente a un rival peligroso, el marroquí Hamid Ait Bighard.

A sus cualidades habituales el ensogado Sandro le añadió una nueva virtud, la capacidad de dosificar esfuerzos para hacer la lectura más correcta de una contienda que se le podía complicar con cualquier error. Bighard así se lo hizo entender en un par de ocasiones castigando el exceso de fogosidad del adejero con golpes que, aunque aislados, advertían del peligro.

Tras un buen primer asalto favorable al tinerfeño y después de haber aprovechado las primeras tres cuartas partes del segundo para seguir sumando, Hamid se descuidó… y se fue a la lona. El marroquí se levantó de inmediato y pese a que había sonado la campana tuvo que escuchar la reglamentaria cuenta de protección.
Sandro vio reforzado su planteamiento, siguió mandando y ganando asalto tras asalto pese a no tener la necesidad de fajarse en una guerra sin cuartel. Pero Sandro entiende el boxeo de esa forma, siempre hacia delante y no dejó de presionar a su rival. Su triunfo estaba bien encaminado pese a que en el sexto asalto Hamid apretó un poco más y conectó buenas manos. Al final, el de Adeje se adjudicó un indiscutible triunfo con el que sigue su inmaculado camino hacia la élite del boxeo nacional.
Excelente fue la impresión que dio Cheick Dioum en su estreno como profesional venciendo a Fabio Julien en el tercer asalto por nocáut técnico. El senegalés, alentado por su fiel y ruidosa afición, subió al cuadrilátero con determinación para tratar de aniquilar a su rival y a fe que lo consiguió.

Ya en el primer asalto dobló las piernas de Fabio con una dura mano abajo y a partir de ahí y pese a la valentía de su rival Cheick fue hacia arriba. En el segundo asalto provocó una nueva cuenta de protección y en el tercero acabó el trabajo. “Me vi algo tenso al principio, pero estoy muy contento”, aseguraba el bravo fajador de Povedano al finalizar su primera experiencia dentro del boxeo rentado.

Los otros dos debutantes, Ross Gorse y Alejandro Cámara, protagonizaron un buen enfrentamiento dentro del peso pesado que acabó con combate nulo. Ross llevó más la iniciativa mientras que Alejandro conectó los mejores golpes de un combate en el que la tensión del debut no los dejó lucirse más allá de la bravura con la que se emplearon.

El armenio Artem Haroyan, por su parte, fue un vendaval ante el valenciano David Donis cuya mejor virtud fue la capacidad para asimilar la gran cantidad de golpes que recibió durante un combate que Artem dominó de principio a fin.

En los combates preliminares se dieron los triunfos de Nico, Juan Formoso, Virgilio, Amelio, Kieran y Eduardo.

Sandro: “Disfruté sobre el ring”

-La primera comparecencia de Sandro Domínguez a seis asaltos se saldó con un brillante triunfo por decisión unánime de los jueces frente al peligroso Hamid Ait Bighard en un combate electrizante. “Creo que le gané bien pero no era un rival fácil”, confesaba ayer el fajador adejero mientras se preparaba para acudir a la velada de kickboxing que se celebraba en el Pancho Camurria. Sandro explicaba que su primera experiencia a seis asaltos había sido “muy positiva” y que le había “venido bien” subir la distancia del combate. “Me dosifiqué más que otras veces, no estaba tirando tantos golpes porque algunas veces él me cogía y decidí arriesgar menos, pero disfruté mucho sobre el ring pese a que recibí un par de buenos palos”, reconocía un Sandro que volverá a la carga el próximo día 5 de julio en el Pancho Camurria dentro de una velada que servirá como homenaje a Wenceslao Montelongo. “Nos servirá para seguir el mismo ritmo de preparación”, sentenció Sandro.