No se puede mantener la actual situación. Viendo en la distancia el terremoto de las Elecciones Europeas del 25 de mayo, nos tememos que solo es el primer movimiento. El triunfo para los antisistema, que en pocos meses han realizado la proeza de convertirse en la cuarta fuerza nacional. Dónde radica el éxito de éstos que algunos han llamado frikis, sin antes hacer la autocrítica, que seguro nos llevaría a titularlos así a ellos. Varias pistas, “voto joven” que ven en el conjunto de los partidos del sistema, PP, PSOE y CC en Canarias, las mismas caras y los mismos métodos en los últimos 30 años, para ellos todo es lo mismo, se cambian las sillas pero nada se mueve. “Voto interclasista”, derecha, izquierda, centro, da lo mismo, la sociedad civil empobrecida que grita por oportunidades, aunque la opción sea de izquierda radical y bolivariana. Con un programa imposible, del cual hay que sacar las reflexiones relevantes. Más imposible aún es seguir manteniendo la actual situación y los responsables ni se mueven. “Voto de redes sociales”, sin estructura ni medios, la red es el sistema. Ejemplar campaña al mínimo coste. Que tomen ejemplo, a ver si no es posible reducir costes públicos.
El paro, la situación económica y los partidos, por ese orden, vienen siendo los tres problemas principales en opinión de los españoles. Los tres problemas señalados se alimentan entre si y bloquean las soluciones. El fenómeno Podemos es la negación de esta situación. Los partidos establecidos convertidos en máquinas de generar corrupción, que no se resuelve con más leyes de transparencia. Sólo repartiendo el poder se equilibra el problema. Para ello se obliga cambiar el Sistema Electoral. Así preferimos los mayoritarios que priman al ciudadano en lugar del partido y en su defecto el modelo alemán, que conjuga el sistema proporcional europeo, con una parte de voto mayoritario. Sería un modelo trasladable al caso español, que prima hoy a los dos grandes y a los nacionalismos establecidos. Asegurar la gobernabilidad con representaciones claras.
La crisis económica ha convertido la situación española en algo más cercano a los sistemas políticos sudamericanos que europeos, en Canarias más acusado aún. Crecen los descamisados y la cabeza, y se pauperiza a las clases medias. De aquí el fenómeno de Podemos. Como alguien ha dicho, “perroflautas y nazis” conforman la respuesta europea a la crisis en estas elecciones. Los partidos establecidos, el sistema, la aparente moderación ha dejado de dar respuesta a las mayorías, que se desplazan a los extremos seducidos por algo que realmente es imposible. Los movimientos de última hora, con la crisis del PSOE y de la propia monarquía, son signos de una situación insostenible, a la que seguirán otras más. La propia del PP, que vino a reformar y se ha quedado en casi nada. Sin equilibrar a la baja el peso relativo de lo público, no se recupera el estado, ni la economía, ni sus votantes. Los partidos han acabado fagocitando el sistema, sin ninguna capacidad de reaccionar ante la crisis, tal es el nivel de compromiso de estos partidos con los suyos.
Europa tiene un grave problema para ajustarse a la globalización, las respuestas extremas de derechas e izquierdas negando el mercado, la vuelta a los estados nacionales, no tienen futuro. La realidad europea es difícil de resolver, con el 7% de la población mundial, producimos el 25% de la riqueza y consumimos el 50% del gasto social. Conducir este tren sin descarrilarse no es tarea fácil y exigirá el acuerdo de los sectores sociales situados en el centro del espectro. Las derivas de los extremos sólo nos llevan al abismo, leamos nuestra historia. Menos mal que estamos en Europa.