GABRIELA GULESSERIAN | Puerto de la Cruz
El Cabildo de Tenerife decidió ayer trasladar al Gobierno de Canarias la solicitud a la entidad Puertos Canarios de la concesión de infraestructura marítima para ocupación de dominio público, construcción y explotación de la dársena deportiva, dique de embarcaciones comerciales y dársena pesquera del futuro muelle de Puerto de la Cruz.
El acuerdo se tomó durante una sesión extraordinaria del Consejo de Gobierno insular, que requirió el desplazamiento de la mayor parte de los consejeros a la ciudad turística. Minutos después de su finalización, se presentó el proyecto del futuro puerto deportivo y pesquero. Este se ha estructurado en dos partes: una marítima y otra terrestre. El Cabildo redactará el proyecto constructivo de la primera para poder culminar los diferentes trámites para que las obras comiencen a finales de 2015, dado que tardarán cinco años. La entidad privada redactará los documentos necesarios para la adjudicación definitiva de la concesión de la parte terrestre que corresponde a la Administración regional. Si no existen inconvenientes, los trabajos en tierra empezarán a comienzos de 2018. El objetivo es que ambas estén listas en 2020.
Así lo anunciaron ayer el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero; su homólogo en el Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, y el alcalde portuense, Marcos Brito, durante una multitudinaria rueda de prensa celebrada en la Casa de la Aduana en la que detallaron las características generales que tendrá la infraestructura portuaria, que deberá combinar tres usos: comercial, deportivo y pesquero.
La dársena deportiva tendrá 460 atraques, 200 en una primera fase, y la pesquera 20, un número inferior al proyecto presentado por Teno Ingenieros, que contemplaba 637 y 72, respectivamente. El nuevo diseño baraja un ataque comercial para cuatro ferries de hasta 68 metros de eslora, un aspecto que no estaba incluido inicialmente.
La fase terrestre, diseñada como un pueblo pesquero tradicional canario, tendrá además de usos comerciales un nuevo paseo marítimo por el borde del mar, un parque marítimo con zonas verdes de uso público e islas para usos deportivos e infantiles. También se incluyen 1.604 plazas de parking, 869 de ellas subterráneas, un faro a modo de hito arquitectónico y la creación de nuevas vías.
Inversión
La actuación prevé una inversión de 92 millones, 60 de los cuales corresponden a la parte marítima que se costeará con fondos públicos. Así, el Cabildo destinará 18 millones de las arcas insulares, mientras que los 11 millones de la dársena los costeará el Gobierno autónomo a los que se añaden otros 22 por la sesión del canon al Cabildo, mientras que el resto provendrá de la venta de los atraques. Los 32 millones de la fase terrestre los aportará la iniciativa privada.
El proyecto presentado ayer cumple con los contenidos mínimos que las tres administraciones implicadas establecieron para el desarrollo de la instalación portuaria, como por ejemplo, que sea ampliable, tanto en superficie como en longitud de atraques, que estuviera dentro de la adscripción de Costas y cumpliera con la declaración de impacto ambiental.
“Los alcaldes no deben interferir”
-El alcalde de Puerto de la Cruz, Marcos Brito, no pudo ocultar su satisfacción por el proyecto presentado ayer. Prueba de ello fueron las reiteradas ocasiones en las que agradeció el consenso alcanzado con el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, y el apoyo brindado por la Cofradía de Pescadores Gran Poder de Dios. No obstante, quiso dejar claro que es un proyecto de Puerto de la Cruz y por lo tanto, “los alcaldes no deben interferir en aquellas iniciativas de otros municipios que no son el suyo”. Y aunque Brito no especificó ningún nombre, muchos de los presentes apuntaron al regidor de Los Realejos, Manuel Domínguez, quien a su vez es presidente insular del PP. El dirigente popular fue uno de los primeros que conoció el proyecto del futuro muelle a instancias de Carlos Alonso, con el objetivo de contar con el máximo consenso.
La anchura de la bocana es un misterio
La anchura que finalmente tendrá la bocana del puerto deportivo y pesquero de Puerto de la Cruz es uno de los misterios del proyecto. Los 48 metros que se contemplaban inicialmente resultan insuficientes para los pescadores, quienes en más de una oportunidad solicitaron que se amplíe.
Consultado ayer sobre este aspecto concreto, Carlos Alonso declaró que tanto en la primera como en la segunda fase, el diseño es funcional y afecta a la bocana “que debe ser suficiente para permitir el atraque de embarcaciones comerciales”. No obstante, dijo que no se podía precisar el tamaño exacto dado que ello se definirá una vez que se culmine el trabajo que requiere el proyecto técnico. En cualquier caso, dijo que es necesario contemplar las peculiaridades que tiene el mar en esta zona, como un intenso oleaje y fuertes vientos, estableciéndose en su caso medidas correctoras. “No estamos vendiendo humo”, subrayó Alonso.
Respecto al interés de las líneas marítimas por operar en Puerto de la Cruz, el presidente del Cabildo manifestó que por el momento “hay un acuerdo unánime del Parlamento de Canarias que prevé un uso comercial y por eso se ha previsto una línea de atraque. “Hay tiempo suficiente para ello, ahora lo importante es que el diseño de la infraestructura lo va a permitir”, recalcó Carlos Alonso.