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Rebajas para ricos – Por Claudio Andrada Félix

   

Lejos de significar un balón de oxígeno para los contribuyentes que menos perciben, la reforma fiscal aprobada el pasado viernes por el Gobierno del PP consolida de manera aún más flagrante la desigualdad entre ricos y pobres, beneficiando, claro está, como ha hecho desde que inició esta regresiva legislatura, a los más pudientes y las grandes fortunas y empresas de España. Nada que ver con las pequeñas y medianas empresas, auténtico sostén de más del 80% del empleo de todo el Estado. Y es que llega el fin de la legislatura más lesiva para los derechos de los trabajadores y las capas más desfavorecidas, amén de ser la que ha devuelto a España a los años 40 en cuanto a derechos de los trabajadores por cuenta ajena y las pymes. Se trata de maquillaje para intentar acabar el mandato de cuatro años. En realidad se piensan que somos tontos, que no leemos la prensa y que, como en la época del dictador, pueden controlar (aunque lo intentan), las redes sociales. Han inventado un nuevo lenguaje para sostener su sarta de mentiras esbozadas desde el principio y que han tenido en estos larguísimos años de Gobierno “popular” su máxima expresión en el mirar para otro lado de las demandas en las calles, cuando no la brutalidad policial y el denodado intento de coartar la libertad de expresión de la ciudadanía. Pero este no es el caso. Los números son cuadrados y no permiten disimulos.

Mientras que dos más dos sigan siendo cuatro, esta reforma fiscal sólo afectará positivamente al 0,2% de los contribuyentes (unos 73.000) que cobran por encima de los 140.000 euros al año. Para casi los 8,8 millones que cobran entre 12.450 y 33.000 euros, sus tipos impositivos se verán incrementados entre el 0,25 y 1%, precisamente para amortiguar la caída en la recaudación a las grandes fortunas. Pero es que incluso el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), nada sospechoso de ser ni izquierdista ni antisistema (calificación muy al uso en el PP para todo lo que no apoya su “austericidio”), advierte de que la reforma fiscal firmada el pasado viernes consolida la pérdida de la “progresividad” (quien más gana, más paga), precisamente en beneficio de las grandes fortunas y en detrimento de la recaudación, esta última eje central de las necesidades de un país con más del 26% de desempleados, que necesitan del auxilio de la sociedad para simplemente seguir vivos y poder alimentar a sus familias. Lo que se deje de recaudar por esta populista y electoralista reforma fiscal, como siempre, lo pagaremos los más desfavorecidos y la gestión de los recursos públicos, las pensiones y el desempleo. Llega el final de la legislatura y hay que mantener a los amigos una vez acabe el actual negocio. Vienen tiempos de privatizaciones y rebajas sociales a lo bestia. Al tanto.

claudioandrada1959@gmail.com