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Sin pelos en las teclas >

Un referéndum – Por Cecilio Urgoiti

   

En ninguna decisión importante al pueblo se le ha dejado participar. En esta nación no se nos permite oír la voz del pueblo. Hoy se prohíbe un referéndum donde se nos ha de consultar si queremos que se extraiga petróleo y antes se nos silenció la boca de otras consultas y mañana será por el modelo que nos ha de regir. El Gobierno no nos permite avanzar en la democracia participativa y real, algo que ya se practica en la sociedad de base. Yo le recordaría al Gobierno central, único estamento que lo puede permitir, que si somos, como dicen sus voceros, una minoría insignificante los que exigimos un “referéndum ya”. ¿Por qué no se lleva adelante para demostrar esa afirmación? Algo hay cuando se huye y no se afronta la realidad. La abdicación del rey nos está ofreciendo una oportunidad histórica.

Con ella podríamos impulsar un amplio debate público, donde se proponga de forma abierta y sin ninguna cortapisa, la dicotomía nunca resuelta, tras la muerte del dictador, de “monarquía o república”. Promover un referéndum que ayude, por un lado, a regenerar e impulsar nuestra paupérrima democracia y por otro lado, a su vez que determine el futuro de la monarquía, impuesta por el propio Franco y sus seguidores tras su muerte. Se debe tener en cuenta que la abdicación viene antecedida de una lista de corruptelas e incansables mentiras que ya no podía callar ni la Corona ni el propio sistema político, impregnado de esa incuestionable podredumbre que pone en tela de juicio las instituciones del Estado. Todo esto ha desembocado en una grave crisis sistémica, sin olvidar la repercusión en la propia economía del Estado. Al mismo tiempo, el apoyo ciudadano a la Corona se ha ido desmoronando de manera constatable y de forma patente. En este instante de cambio debemos exigir la apertura de un proceso, que nos lleve a un referéndum, que cambie esta inconsistente democracia actual, por una democracia participativa y que el sistema económico que maneja la vida de los ciudadanos debe estar inspirado en el ecosocialismo. Tenemos que fijarnos que este es el momento. Ha llegado la hora de iniciar una revisión, seria, crítica, digna, limpia, honesta y constructiva, promovida por los ciudadanos y para los ciudadanos donde la actual casta ya no tiene cabida. Dentro del nuevo modelo de Estado, se tiene que contemplar la autodeterminación de los pueblos, olvido imperdonable de la historia del constitucionalismo español.