DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife
Septiembre es un mes puente entre el verano y el otoño, periodo de recolección de la fruta y de la vendimia. En la política están a la caída de la hoja. Proseguirá el calor estival y se presagian tormentas en un vaso de vino. No sería la primera vez que quien siembra vientos recoja tempestades. Después de agosto y antes de octubre, los partidos de gobierno en Canarias celebrarán sus particulares fiestas de la siega en los campos del poder.
Las casillas del 12 y 13 de septiembre aparecen marcadas con tinta roja en el almanaque de Coalición Canaria. Así se acordó en el Consejo Político Nacional del sábado 14. Paulino Rivero le dobló el brazo a Ana Oramas, que quería votar sí a la ley orgánica que regula el relevo en la Corona. La diputada se abstuvo por disciplina, pero no abdica. Cuentan que en aquella reunión solo faltó sacar la guillotina para que la parodia de la destronación fuera divertida. La sangre hervía.
Al presidente le queda gasolina para rato y Oramas se mueve con energía renovable. Ya no esconden su afección por la candidatura en las autonómicas de 2015. Agazapado aguarda su oportunidad Fernando Clavijo, cuya estrategia persigue ocupar la tierra quemada y plantar su estilo personal. Acecha discretamente entre los matorrales. Procura mantenerse despierto para no dormirse en los laureles.
Mientras los militantes del PSOE deshojan la rosa, José Miguel Pérez riega su parcela temeroso de las picaduras de los abejorros. Junto al seto que delimita las responsabilidades arrendadas en el Ejecutivo bipolar, el secretario general de la demarcación socialista hace guiños a los jardineros que cuidan de la flor de la pasión con la intención de que no palidezca su ilusión: “¡Podemos las ramas que deterioran la unidad, venga!”.
La renuncia de Susana Díaz a liderar el cambio estimula a Pedro Sánchez, que ya estaba bastante animado. Hace unos meses se asomó a La Laguna y conoció “algunos de sus preciosos rincones”. Frente al hotel en el que se hospedó -el Nivaria, donde accedió a una entrevista con este periódico- disfrutó de la plaza del Adelantado, que tiene “un buen número de laureles de Indias”. Esta experiencia la ha dejado escrita en su blog: “Siempre que puedo, me gusta detenerme y contemplar la belleza de árboles centenarios, observar sus raíces e imaginar cómo se sumergen hacia los confines de la tierra. Los árboles aman la vida: agarran la tierra con la intensidad de un recién nacido, convierten sus raíces en zarpas en busca de seguridad, y al mismo tiempo crecen hacia el cielo en busca de luz. Los árboles son seres complejos que buscan certezas y sueñan con utopías. Nunca cejan en su empeño”.
Atrapado en un laberinto de bonsáis, José Manuel Soria prepara un plan de acción que saque al PP de la confusión. Hay pendiente una conversación entre el ministro y Mariano Rajoy para perfilar el rostro del cartel electoral. Asier Antona mira de reojo. La cara magullada de Soria vaticina un batacazo. Los arañazos de las protestas contra el petróleo han desfigurado su semblante, no así el arrojo para encararse con Rivero.
La infusión de tila calma los nervios y apacigua los estados de ansiedad. Pero no en todos surte el mismo efecto. Algunos se equivocan de hierba aromática y trepan por las paredes. Cuando alguien se pasa de la raya no es infrecuente que se tense la cuerda de la que los cuerdos y los insensatos tiran de cada lado. Incombustibles al desaliento, echan troncos al fuego. El diálogo arde pasto de las ínfulas.
En determinadas circunstancias, el BOE muerde como una boa. La publicación de la declaración de impacto ambiental favorable a Repsol envenenó a los ecologistas y especialmente a Paulino Rivero, después de que el Parlamento urgiera una respuesta a la petición de referéndum. El pleno extraordinario del lunes se celebró en la Luna. ¿Cómo se llaman los que viven bajo el influjo del satélite natural? Pues, eso. El salón semejaba una sala de baile de disfraces, con pintorescas corbatas y pegatinas de dudosa elegancia. Un extraterrestre pensaría que sus señorías están desahuciadas, como la Ley de Vivienda. La Cámara regional entregó las llaves de una casa sin techo. Por suerte, la economía crece. La nariz también.