José Díaz-Flores durante la entrevista. | DA
TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife
Foto: DIARIO DE AVISOS
Ocupa un puesto clave para la salud de los canarios. La prevención es fundamental en su labor, aunque cuenta con la ventaja de su formación profesional como farmacéutico e inspector de Sanidad. José Díaz-Flores (Santa Cruz de Tenerife, 1967) vigila para evitar males a los isleños.
-¿Cuál es el mayor enemigo interior de la salud pública en Canarias?
“Los indicadores de Salud Publica desde el punto de vista de colectividades han mejorado notablemente en los últimos años en Canarias, pero existen dos circunstancias, ligadas al progreso, que nos condicionan. La primera ha venido dada por el desarrollo demográfico y urbanístico de las ultimas dos décadas, que limitaron la correcta planificación en cuestiones tan importantes como la gestión de residuos, vertidos, agua de consumo, la contaminación atmosférica…, que suponen los principales problemas de sanidad ambiental de nuestro entorno”.
-¿Y la segunda?
“El establecimiento de hábitos de vida inadecuados en nuestra población. Hemos pasado de enfermar y morir por enfermedades infecto contagiosas a hacerlo por enfermedades asociadas a determinados riesgos de nuestros hábitos y conductas. Estamos hablando de diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares…, que están íntimamente ligadas a factores de riesgo como tabaquismo, sedentarismo, obesidad y sobrepeso, que son nuestras epidemias actuales”.
-¿Sirven las campañas para concienciar a la gente?
“Nuestra esperanza de vida ha subido mucho en los últimos años, pero los ciudadanos debemos concienciarnos de la corresponsabilidad que tenemos en cuanto a mantener un estado de vida saludable. De nada sirven las campañas de sensibilización si no estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de vida”.
-¿Y cuál es el mayor enemigo exterior de la salud pública de las Islas?
“Hay factores previsibles sobre los que podemos tomar medidas de vigilancia y control, como es la introducción de vectores. Es lo que ocurre con, por ejemplo, determinados mosquitos que transmiten enfermedades como el dengue, pero existen otros que pueden surgir de forma inesperada y en los que solo queda tener medios para afrontarlos si surgen. Ahora que está de actualidad el tema de las prospecciones, para el abastecimiento de agua de consumo humano, seria un autentico drama para las Islas, sobre todo las orientales que dependen casi al 100% del agua desalada, un vertido o fuga de petroleo o hidrocarburos”.
-¿Es una amenaza la mejora de las comunicaciones?
“La facilidad de las comunicaciones actuales hace que seamos más vulnerables si aparecen pandemias. En este sentido, no hay que olvidar que periódicamente hay nuevas cepas del virus de la gripe que siguen poniendo en alerta a los epidemiólogos, y ahí seguimos mirando de reojo la gripe aviar de la cepa h5n7. En cualquier caso, el cierto grado de aislamiento que supone la insularidad puede ayudar si se establecen sistemas de control adecuados, a limitar el posible impacto de enfermedades importadas. Lo que no podemos parar es la influencia que los sistemas de comunicación y las nuevas tecnologías suponen en nuestros hábitos de vida”.
-¿Nuestro clima ayuda al isleño a mantener una buena salud?
“Nos puede ayudar a vivir en un entorno más sano. Podemos disfrutar más de los espacios comunitarios y, por ejemplo, combatir el sedentarismo, que es uno de los principales problemas que tenemos con la obesidad, pero siempre depende de nuestras actitudes”.
-¿Cómo incide la persistente calima en la salud de los canarios?
“En las Islas tenemos un serio problema con las alergias y afecciones de tipo respiratorio, y hay algunos sectores de población más sensibles y a los que en procesos de introducción de polvo sahariano que introduce la calima les afecta en sobremanera. Si además vienen acompañados de elevadas temperaturas, las consecuencias negativas para la salud aumentan. Para estos periodos solo queda estar preparados y seguir recomendaciones sanitarias, evitando exposiciones innecesarias mientras estos fenómenos se mantengan”.
-Acechan problemas hasta ahora desconocidos en estas latitudes. ¿Hasta qué punto supone un riesgo la entrada del mosquito que transmite el dengue?
“Aunque veníamos trabajando en este tema hace tiempo, todas las alertas nos saltaron cuando a finales del 2012 se produjo un brote de dengue en Madeira. Conocían que el mosquito que lo trasmite, un aedes, se había introducido en 2005, pero no hicieron nada y ahora ya es demasiado tarde para erradicarlo. A nosotros nos ha servido para activar, junto al Instituto de enfermedades tropicales, la elaboración de un plan de actuación que incluya un sistema de vigilancia entomológico y epidemiológico en las Islas”.
-¿Qué posibilidades hay de que lleguen a Canarias virus como el Ebola o el MERS?
“Las comunicaciones hacen posible que se trasladen personas en menos de 24 horas por medio mundo, pero este tipo de enfermedades son más difíciles de transmitir y nuestro sistema sanitario esta preparado para afrontarlas”.
-¿Qué opina sobre la polémica de la refinería?
“La refinería es una industria potencialmente contaminante y desde nuestro punto de vista solo puede ser compatible con la ciudad si respeta las disposiciones legales en cuanto a emisiones de determinadas partículas y gases. La OMS insiste en la necesidad de controlar la contaminación atmosférica por su impacto sobre la salud y en eso hay que tener en cuenta no solo la actividad de la refinería sino también la del trafico rodado. En cualquier caso, es un tema judicializado”.
-Lo sucedido con el agua en el Puerto de la Cruz, ¿puede ocurrir en otros municipios?
“Sin lugar a dudas, sí, y nos preocupa. Los sistemas de distribución de agua de consumo humano tienen un alto desgaste de uso y es necesario establecer un mantenimiento adecuado de las infraestructuras. En muchas ocasiones eso no se percibe por la población, requiere altos niveles de inversión y las administraciones, en ocasiones, influenciadas también por la crisis, no lo hacen. Puede repetirse en otras ciudades”.