Los últimos resultados de las elecciones europeas han dejado bien claro que España necesita nuevas caras, nuevos proyectos y más transparencia. El desprestigio que, poco a poco, han ido ganándose los políticos ha calado muy hondo en una sociedad que está más que harta. Algunos han tomado nota, pero otros parece que prefieren ir más lento o quizás esperan sentados, eso sí en un cómodo salón de plenos, verlas venir. Esto viene a colación de una nueva sentencia, otra más en este suma y sigue que mantiene paralizado el Ayuntamiento de Arona, que declara nulo el Plan General de Ordenación, aunque todavía los promotores de esta acción judicial no han entregado el texto a los medios de comunicación. Me pregunto por qué será. Si una acción conlleva una reacción, en Arona, como dicen algunos políticos, sin mover una ceja, todo es posible. Y tanto es así que el grupo de Gobierno de Coalición Canaria, que mantiene una mayoría minoritaria, incluso con el añadido de una baja médica de una concejal que ha obligado en varias ocasiones a que el alcalde Francisco José Niño utilizará el voto de calidad, opta por el silencio ante este fallo judicial.
Lamentable. El último gran anuncio de la etapa de José Alberto González Reverón, retirado de la alcaldía por una condena judicial, acto en el que estuvo acompañado por el actual concejal de Urbanismo, Carmelo García, fue la presentación del Plan General de Ordenación con dos premisas sustanciales. Una de ellas, el Plan Parcial de El Mojón, esa joya de la corona de un millón de metros cuadrados que desde la autopista del Sur da acceso a Los Cristianos, y, otra, la de la creación de, mejor no recordar la cifra, de miles de puestos de trabajo. Ha pasado el tiempo y la realidad, que es tozuda, se impone siempre. El plan no camina, está parado, apuesta equívocamente por lo residencial en momentos de crisis, no ha creado puestos de trabajo y El Mojón corre el riesgo de convertirse en una señal que marca el lindero entre los sueños y los malos despertares. Así están las cosas. Pero agravadas con una política del grupo de gobierno de CC de falta de transparencia, no sé si porque andan mirándose unos a otros para ver quién será el futuro candidato a la alcaldía o porqué es mejor la política del avestruz de esconder la cabeza bajo el ala. Pero en todo esto hay una frase de Carmelo García que no tiene desperdicio: “El Plan General es un yogur caducado”. Caducado, no; mal digerido, sí.